Conchita Martínez, tenista aragonesa de 34 años de edad, anunció ayer en Valencia la decisión de poner fin a su carrera individual tras 18 años como profesional, aunque quiso "dejar una puerta abierta" a un posible regreso en torneos de dobles.

Entre sus principales logros como jugadora profesional, está el título de Wimbledon 1994, además de haber sido finalista en otros dos torneos del Grand Slam, Australia-98 y Roland Garros-00, los cinco títulos de la Copa Federación (1991, 1993, 1994, 1995 y 1998) y tres medallas olímpicas. Entre los años 1989 y 1998 fue una de las diez mejores raquetas del mundo, alcanzando el segundo puesto en 1995.

LOS MOTIVOS Según explicó, ha sido la lesión que sufre desde hace cuatro meses en el talón izquierdo uno de los principales motivos que le han llevado a tomar esta decisión.

"El tenis ha sido mi vida, pero la he tomado con la cabeza y con el corazón y creo que he de ser feliz, porque a partir de ahora podré dedicarme a otras cosas", señaló la jugadora oscense.

"Me siento orgullosa de todo lo que he conseguido en este deporte que tanto me ha dado, han sido muchos años de sacrificio en los que he pasado momentos muy duros, pero esos se olvidan y los que van a quedar son aquellos que me han llenado como tenista y como persona", añadió.

En su intervención ante los medios de comunicación, Conchita se mostró sonriente y agradecida, y aunque emocionada, no rompió a llorar.

De no ser por la lesión, Conchita aseguró que hubiese continuado "algún tiempo más", aunque de cualquier modo insistió en que se siente "totalmente una privilegiada".

"Es complicado encontrar la motivación después de tantos años al máximo nivel, el año pasado empecé a entrenar tarde y al final gané otro título más, así que mereció la pena", añadió.

También anunció que mantiene conversaciones con el gobierno aragonés para poner en marcha un nuevo proyecto deportivo, y que tampoco no descartaba ser entrenadora.

Entre los momentos que recuerda con mayor emoción, la tenista señaló sobre todo el último punto en la final de Wimbledon 1994, ganada contra Martina Navratilova.