LECHE RIO BREOGAN - 72: Carlos Cobos (5), Gintaras Leonavicius (6), Anthony Winchester (24), Michel Diouf (7), Roeland Schaftenaar (17) --cinco inicial-- Sean Ogirri (11), Manu Gómez (2), Edu Martínez (0), Alejandro Bortolussi (0).

CACERES - 75: Braydon Hobbs (16), Alex López (9), Antonio Peña (10), Roberto Morentin (14), Josh Duinker (2) --cinco inicial-- Richard Nguema (5), Pedro Robles (0), Olu Ashaolu (9), Miguel Lorenzo (6), Zane Johnson (4).

MARCADOR POR CUARTOS: 19-20, 37-36 (descanso), 56-53 y 72-75 (final).

ARBITROS: Pagán y Serrano. Sin eliminados.

Qqué grandísima victoria, qué inolvidable, qué lección de coraje y mentalidad de los jugadores y de planteamiento de su entrenador, Carlos Frade. El Cáceres venció en Lugo al Breogán (72-75) en el quinto y definitivo partido de su eliminatoria de LEB Oro y se medirá en la siguiente al River Andorra. Será a partir del próximo viernes en el Principado.

Pero eso será otra historia. La que de momento queda en la pequeña-gran antología del baloncesto cacereño será la de anoche, cuando una plantilla honesta e identificada al máximo con la camiseta silenció a la enfervorizada hinchada lucense. Con triunfo o con derrota, fue un maravilloso encuentro, lleno de emoción, alternativas e intensidad. Si ya el regreso a casa es ganando, se convierte en una obra maestra.

Los elogios a este Cáceres deben ser infinitos. Tantos que, tras ganar, los chicos se fueron al gimnasio. Hay que pensar en el futuro cercano, recuperar lo antes posible. En un alarde de personalidad, no se arrugó ante los arreones del rival, apoyado por su público, y las sucesivas dificultades. Qué carácter.

La cita empezó ya de forma inmejorable y sensaciones esperanzadoras. Con Braydon Hobbs y Alex López compartiesen la dirección, fue el norteamericano el protagonista de unos impactantes minutos. Cuatro triples suyos seguidos encendieron las alarmas en el Breogán, que a los cuatro minutos ya había pedido tiempo muerto (7-15).

El Cáceres parecía enchufadísimo, pero era evidente que había que sudar tinta de calamar gallego para sostener su valiente propuesta. A base más de empuje que de juego, el Breogán fue recortando hasta el 19-20 del final del primer cuarto, ayudado por un par de decisiones extrañas de la pareja arbitral. La paradoja era que el público local también se iba encrespando con ella.

Los visitantes perdieron momentáneamente la brújula, como si la batalla física se estuviese resintiendo por la ausencia de un Olu Ashaolu con dos faltas y no al cien por cien de su problema muscular. El equipo de Lugo se situó 31-26 mediado el segundo cuarto, pero no había que perder la calma. Anular a Sean Ogirri y cargar de faltas a Anthony Winchester debía tener algún premio. Sostuvo entonces al Cáceres ese espartano secundario que es Miguel Lorenzo, con cuyas canastas y rebotes la situación volvió a equlibrarse (33-34, min. 17). En medio de un ruido ensordecedor y con los árbitros teniendo la virtud de dejar descontentos a los dos, la guerra de guerrillas continuó hasta el descanso sin vencedor claro (37-36).

APOTEOSIS El tercer cuarto dejó entrever algunas grietas en la armada cacereña. Los gallegos tomaron un poco de aire (56-51, min. 29), pero a esas alturas Olu había sido recuperado para la causa y Antonio Peña, seguramente el jugador de más calidad del equipo pero también el más frío, estaba dispuesto a acudir al rescate con un par de triples escalofriantes.

Fue el acierto desde 6,75 lo que resultó clave para poner los cimientos de la machada posterior. El Breogán se había encomedado a esas alturas a Winchester, con la bola quemando en las manos de los demás, mientras que en la otra zona Alex y Nguema conseguían mantener el pulso desde lejos.

Como podía preverse, la batalla de los nervios acabó volviéndose en contra del 'Breo', que con creciente ansiedad afrontaba sus ataques sin encontrar respiro en el electrónico, en el que llevaba una iniciativa seguramente irreal. El momento cumbre fue el 70-69 y balón lucense faltando dos minutos. Pero Morentin y Ashaolu impusieron un ensordecedor silencio a base de inteligencia y potencia bajo el aro, respectivamente, y con el resto de sus compañeros defendiendo admirablemente a un oponente al borde del infarto. Epic win , que dicen los americanos. La muralla lucense fue derribada.