Rafael Nadal inicia la gira americana con el objetivo de intentar ganar el Abierto de Estados Unidos, el único Grand Slam que falta en su palmarés. Esta vez se siente realmente preparado para optar al título de un torneo que ha jugado en siete ocasiones y en el que ha llegado a las semifinales en las dos últimas ediciones sin estar físicamente en condiciones. Por primera vez, el número uno mundial llega fresco para el reto. El Masters 1.000 de Toronto, que comienza hoy, será el primer examen del mallorquín, que debutará ante el ganador del duelo entre Frank Dancevic y Stanislas Wawrinka, después de tres semanas fuera del circuito para tomarse unas merecidas vacaciones y seguir el nuevo tratamiento para la recuperación de las rodillas.

Nadal llegó a Toronto el viernes con su inseparable recuperador físico, Rafael Maymó, y el entrenador Francis Roig, sustituto de su tío, Toni Nadal, hasta la semana anterior al abierto de EEUU. El número uno mundial volvió a entrenar en Manacor el pasado 23 de julio y antes de viajar a Canadá advirtió que estaba "justito" para volver a las pistas. "Es lógico que diga eso. Rafael es muy meticuloso y se preocupa cuando no tiene buenas sensaciones. Llevaba un mes sin entrenar, el tratamiento para la tendinitis duele mucho y le deja las articulaciones muy duras. Le cuesta correr. Hay que ir poco a poco", explica Toni Nadal.

Descansado y tranquilo

El técnico admite que Nadal llega a Toronto "falto de ritmo", pero preparado y convencido para luchar por un título que ha ganado dos veces. "Ahora lo importante es recuperar las sensaciones en la pista", dice. No lo reconoce abiertamente, pero sabe que su sobrino está preparado para la gira americana y para la operación Flushing Meadows a finales de mes: ganar el Abierto de EEUU. "Si logra el nivel de juego de la última semana de Wimbledon tendrá opciones, quizá el que más, pero no será fácil. La superficie es la que menos le va y la que más le iguala a sus rivales directos, que para mí serán Federer y Murray", dice el técnico,pero sin olvidar en un segundo grupo a "Novak Djokovic,

Robin Soderling o Tomas Berdych, que este año ha dado un paso más".

Aunque en el 2008 Nadal llegó a América con la confianza de haber ganado en París, Londres y Pekín y como flamante número uno mundial, su tío cree que ahora llega más descansado y tranquilo. "Pase lo que pase, será un buen año", dice. Nadal tiene que hacerlo muy mal y el resto muy bien para que no lo acabe como número uno por segunda vez. Una posición que parecía inalcanzable cuando bajó al cuarto puesto tras el Abierto de Australia.

"El número uno no era nuestro objetivo. Es más, yo creía que Rafael no volvería a serlo nunca. Hay gente muy buena y además los problemas físicos no permitían la continuidad necesaria. Nuestro objetivo era ganar otra vez títulos, porque llevábamos 11 meses sin conseguirlo", valora Toni Nadal, admitiendo que la baja forma de Federer y del resto de rivales les han ayudado. "Aunque si Rafael no hubiese tenido problemas físicos creo que tampoco lo habría perdido en el 2009", apunta.

El técnico pone como puntos clave del año el primer título ganado en Montecarlo --"le dio la confianza que había perdido"-- y la victoria en la final de Roland Garros contra Soderling: "Volvía a ganar un Grand Slam y se sentía capaz de todo otra vez". Tres semanas después ganó Wimbledon y recuperó el número uno. Desde ese momento se podía plantear la conquista de América. Toronto será la primera misión para el mallorquín.