Día grande de Joaquim ´Purito´ Rodríguez en el Tour. De los que no se olvidan. Seguro que no. Llevaba 10 años persiguiendo una jornada de gloria en la ronda francesa. Y solamente le ha hecho falta llegar al Macizo Central para mostrar sus dotes de corredor explosivo. Primera victoria española en la ronda gala y, sobre todo, primera actuación sobresaliente de Alberto Contador. No será la última.

Mende es una pequeña localidad inscrita en el corazón de la Lozère francesa. Goza la población de un aeródromo deportivo (la línea de llegada estaba en la pista de despegue y aterrizaje) al que se llega por una durísima y asfixiante subida de apenas tres kilómetros, pero donde el porcentaje de la pendiente se mantiene siempre en el 10%. Es una de esas ascensiones donde la bici se agarra y donde cuesta mover los pedales. Es apta para ciclistas explosivos, de poco peso, como Purito. Inmejorable para corredores diestros en la montaña y con un propósito a su alcance: el tercer Tour, el segundo de forma consecutiva, de Contador.

¡Ah! si se entrecorta la respiración, si pesan las piernas... malo, malo. Los segundos empiezan a caer. Mal propósito si uno quiere ganar el Tour, viste de amarillo y se llama Andy Schleck. Al luxemburgués se le caía la baba en la ascensión. Intuyó Contador que su rival en la general no estaba fino y no desaprovechó la ocasión. Solo fueron 10 segundos. Golpe psicológico. La devolución del cambio. Diez segundos perdió en Avoriaz. Los que recuperó ayer en el Macizo Central. Y ahora a esperar a los Pirineos.

EL DIA MALO / Porque ahora sí se puede decir. Ahora ya lo proclaman en el Astana. El domingo pasado en los Alpes, de Morzine a Avoriaz, Contador pasó su día malo. Si respondió a tanto ataque fue, más que nada, porque buscaba ruedas enemigas que le sirvieran de guía para alcanzar la línea de llegada lo más rápido posible. "Si en el día malo solo perdió 10 segundos no hay por qué preocuparse", proclaman. "Irá más. Estoy seguro de ello". Así lo advierte Benja Noval, su compañero de habitación, al que se le explica cómo ha sido el final de la etapa, el ataque de su amigo, porque llega a cinco minutos y no sabe lo que ha pasado. Contador no tiene prisa.

En cambio, Purito Rodríguez sí. Son Tours distintos. El catalán quiere que esta ronda francesa, a sus 31 años, sea de una vez por todas su tarjeta de presentación internacional. En el mes de septiembre ganó la medalla de bronce en el Mundial. Pero allí iba de segundo de a bordo. Casi pareció poco su éxito porque se espera más, un oro, por el que luchaban tanto Oscar Freire como Alejandro Valverde.

El Astana actuó ayer con una gran inteligencia táctica. Alexandre Vinokurov se coló en la escapada del día, lo que obligó al Saxo Bank a desgastarse al máximo, ya que no podían permitir que la fuga con el kazajo a todo tren cogiera minutos. El conjunto danés de Schleck llegó descompuesto al pie del aeródromo. Contador vio que su rival babeaba. Mala señal para el luxemburgués. Y en eso atacó Purito.

Y en eso respondió Contador. Y se encontraron frente a frente. Hacia la victoria. Ellos por delante y Schleck (con Samuel Sánchez y Denis Menchov) persiguiéndolos, con Vinokurov hundido de tanto esfuerzo, pero con la conciencia tranquila por el extraordinario papel de gregario de lujo realizado en favor de su jefe de filas, Contador. Qué distinta es la convivencia entre ellos dos y la pesadilla de Tour que vivió hace un año el bicampeón con Armstrong a su lado.

No hubo pacto en Mende. Contador quería la etapa. Purito, también. Rápido y pícaro, el ciclista de Parets del Vallès se puso a rueda del de Pinto. Lo batió al esprint. Schleck, tocado, pero ni mucho menos hundido, entró 10 segundos más tarde. Fue un magnífico aperitivo. La comida puede ser mejor. El primer plato se sirve mañana en Aix-3-Domaines. Seguro que los ingredientes gustan a Contador.