Alberto Contador (Astana) hizo ayer una contrarreloj para enmarcar en la sexta y última etapa de la Vuelta al País Vasco, Zalla-Zalla (24 kilómetros), y dio aún más brillo del que ya tenía a su segundo triunfo consecutivo, tan previsible como incontestable, en la carrera vasca.

Contador terminó así la prueba que se inició el lunes en Ataun con victoria en las dos etapas claves, la que se subía hasta el Santuario de Arrate y la crono que se presumía decisiva ya desde que se conoció el recorrido.

Pero si en el legendario puerto eibarrés quedó la sensación de que, a pesar de su claro triunfo, el madrileño no estuvo todo lo súper que suele en sus mejores días, lo de ayer en tierras de Las Encartaciones vizcaínas ha sido propio de los corredores de época. De los grandes entre los grandes que lo mismo ganan subiendo que contra el crono, que en las grandes carreras por etapas o en pruebas de una semana. E incluso en clásicas.

La exhibición de ayer del de Pinto es de las que no se olvidan y de las que confirman que en este momento es, sin duda, el mejor corredor del mundo.

Las diferencias sobre sus principales rivales, y también los especialistas puros en la lucha en solitario, hablan por sí solas. A los tres corredores que tenía a solo 8 segundos en la general les avasalló, a pesar de la enorme carrera que completó Toni Colom (Katusha), sensacional segundo en la etapa y en la clasificación definitiva.