Dos caras y dos imágenes. Uno es Alberto Contador, el patrón del Tour, el tipo feliz. La otra es Carlos Sastre, que también fue amo de la ronda francesa y que cree que hay gente --seguramente la hay-- que ya ha olvidado que hace un año estaba a punto de vestirse de amarillo, de triunfar en Alpe d´Huez y de ganarse el derecho a ascender al peldaño más alto del podio. Son los dos ciclistas españoles mejor situados en la general, primero y undécimo; uno, perseguido por cámaras, periodistas e hinchas, y otro, demasiado tranquilo, hasta el punto de sentirse malherido y maltratado.

Dos conferencias de prensa totalmente distintas, en horas diferentes, en ciudades suizas separadas por una treintena de kilómetros: Sión y Martigny, en el cantón del Valais, grandes Alpes a un lado y viñedos al otro. En la de Sastre, espacio libre y pocas cámaras. En la de Contador, hasta aficionados con las prendas de Armstrong de la campaña Livestrong contra el cáncer, aplaudiéndolo, y 24 cadenas de tele contadas.

DIFERENTE TRATO Porque desde el inicio todo empezó bien para Contador y mosqueante para Sastre. Al corredor de Pinto le cedió la organización del Tour la gran sala del Fórum Grimaldi de Montecarlo para que contestase a lo que daba más morbo: su relación con Armstrong, que luego ha resultado ser un desastre. El ciclista abulense, en cambio, a pesar de llevar el dorsal número uno en la espalda, tuvo que dar la conferencia de prensa de bienvenida en la clandestinidad de una pequeña sala de un hotel, no lo dejaron partir en la contrarreloj inaugural con el jersey amarillo que siempre había llevado el vencedor del año anterior, si estaba presente en la prueba.

Y, ambos, con objetivo idéntico a partir de hoy. Contador tiene que atacar, lo anunció ayer, porque no le queda otro remedio y porque pese a tener la palabra de honor de Armstrong --ha dicho que es su gregario-- ayer se le escapó que el "segundo clasificado ya está a una distancia interesante (1.37 minutos)", y todo el mundo sabe que ese segundo clasificado no es otro que Armstrong, gregario, doméstico y del que más vale decir lo que aseguró ayer Contador en una multitudinaria conferencia de prensa. "Me ha dicho que me apoyará al cien por cien y creo en él. Ahora la polémica es mucho menor y esto se nota hasta en la mesa".

Sastre no tiene rival en el equipo, lo que no quita para que se sienta malherido.