Un pelotón de niños rodea a Alberto Contador cuando acaba de inaugurar el conjunto escultórico que Barcarrota ha hecho en su honor. Todos quieren estar cerca de su ídolo, del mejor ciclista español del momento, de su paisano . El, con la humildad que le caracteriza, los recibe con una sonrisa.

El doble ganador del Tour de Francia y vencedor de un Giro de Italia y de una Vuelta a España lleva siendo el centro de atención en Barcarrota desde hace muchos días, desde que un grupo de alumnos y profesores de la Escuela de Bellas Artes y Oficios Artísticos Adelardo Covarsí, coordinados por su director, Luis Martínez Giraldo, se puso manos a la obra para crear al Contador que desde ahora duerme para siempre en Barcarrota.

La instalación, realizada en acero corrugado de 32 milímetros, representa a varios ciclistas que componen el grupo de contrarreloj de Contador y a un conjunto de aficionados que conforman el público que acompaña a la carrera con bicicletas de época. Su tamaño, 60 por 14 metros.

"La obra intenta trasladar al espectador la fuerza del ciclismo, la personalidad arrolladora de Alberto y la extraordinaria belleza de Barcarrota como enclave patrimonial, tanto desde el punto de vista natural como histórico-artístico", explica el alcalde de la localidad, Santiago M. Cuadrado, que ayer estuvo acompañado del consejero de los Jóvenes y del Deporte, Carlos Javier Rodríguez, y del ´hijo predilecto´ del municipio, Luis Martínez Giraldo, para recibir al ´hijo adoptivo´, Contador.

El acto duró apenas dos horas, tiempo cargado de emoción en el que todos los presentes se intercambiaron agradecimientos. Unos por no olvidar la cuna de sus abuelos, otros por darle fuerzas para el próximo Tour.

La obra

De la escultura, su ideólogo, Martínez Giraldo, destaca la armonía del conjunto, así como el excelente resultado de la instalación. Es una obra figurativa y simbólica que se divide en dos. La primera parte la forman diez ciclistas sugeridos mediante los perfiles de la bicicleta y el deportista compartiendo algunos trazos, logrado así "un equilibrio perfecto entre la máquina y el ser humano". La pieza que representa a Contador encabeza el grupo y se distingue por el maillot amarillo que tantas veces ha vestido y por su tradicional disparo cuando cruza la línea de meta.

El segundo conjunto lo integran siete piezas, chirigotas con las que se pretende hacer un homenaje a la historia de la bicicleta, del patín y de otros artilugios semejantes. Ellos son el público, como el que tanto anima a Contador cuando sube por las empinadas cuestas de las grandes rondas, el que ahora le animará para siempre desde la distancia.