Pocos jugadores hay más disciplinados en el baloncesto mundial que José Manuel Calderón. Puedes remover hemerotecas y no te encontrarás una rajada del base extremeño de los Toronto Raptors. Siempre obediente ante las decisiones de sus entrenadores, tan variados como Andreu Casadevall, Dusko Ivanovic, Sam Mitchell y todos los que ha tenido en la selección española, ahora vive una tesitura complicada cuando Jay Triano no le devuelve la titularidad en el equipo canadiense de la NBA. El lo acepta con paciencia, pero sabe que el debate crece a su alrededor.

Y es que el villanovense vive un momento feliz en lo colectivo, con los Raptors repuntando poco a poco y posicionándose bien de cara a los playoffs , pero dubitativo en lo personal. Haber parado el pasado verano renunciando al Eurobasket de Polonia con profundo dolor en su corazón no le ha devuelto la excelencia física con la que hay que afrontar una dura temporada en la NBA. Ahora ya no es un dedo o los aductores lo que le atormentan, sino terribles dolores en la cadera izquierda que le obligaron a perderse once partidos recientemente.

LA LUCHA CON JACK Su ausencia fue aprovechada por Jarrett Jack --un jugador fichado teóricamente como reserva complementario y con el plus de que es amigo personal de la estrella del equipo, Chris Bosh-- para hacerse con el puesto en el quinteto. Y, contra muchos pronósticos, el equipo mejoró respecto a su irregular inicio de temporada. Aprovechando la debilidad de la conferencia Este, Toronto está bien situado y si continúa con esta línea volverá a la lucha por el título tras un año de ausencia.

Aunque aún no es el mismo, Calderón se recuperó y volvió a estar disponible, pero Triano prefirió mantener su misma estructura de rotaciones, con Jack saliendo desde el principio y, jugando más o menos los mismos minutos, el extremeño liderando la segunda unidad .

Solo el entrenador canadiense sabe lo que pasará en el futuro, pero ya se han producido los primeros análisis sobre su decisión en la prensa local. Y muchos coinciden en que, teniendo en cuenta el peso de Calderón en la franquicia, con un contrato firmado en el 2008 de cinco años por casi 40 millones de euros, lo más previsible es que más temprano que tarde volverá a ocupar un puesto preponderante.

ESTAR BIEN Pero nadie se lo regalará. Sabe que Jack está jugando bien y que, lo más importante, el equipo está funcionando. La situación recuerda en cierto modo a la que se produjo hace tres temporadas, cuando Calderón compartía protagonismo con TJ Ford, que solía ser el titular debido a su status .

La clave está en volver a ser el que era, algo que no ha conseguido hasta el momento debido a los problemas físicos. Los números no mienten. Ha empeorado respecto a la pasada temporada en puntos (de 12,8 a 11,4), rebotes (de 2,9 a 2,0) y sobre todo asistencias (de 8,9 a 5,8) jugando un poco menos (de 34,3 minutos a 28,8). Una muestra de su incomodidad es que ha perdido la infalibilidad en los tiros libres que le distinguía hace unos meses. Aunque sigue acreditando un porcentaje alto, rondando el 80%, ya ha fallado ocho lanzamientos en lo que va de temporada cuando en todo el ejercicio pasado solo erró tres, alcanzando un 98,1% que fue récord en toda la historia de la NBA.

Más allá de las estadísticas, su defensa también está siendo criticada. "Todavía es bueno ofensivamente, pero es horrible en defensa. Tengo problemas para creer que las lesiones de la pasada temporada las ha superado ya. Es probablemente el peor base en defensa en la liga ahora mismo", escribió recientemente John Hollinger, analista de la ESPN. La prensa de Toronto le sigue defendiendo abiertamente.

Los más osados han llegado a sugerir un traspaso, un movimiento harto improbable incluso en un mundo tan imprevisible como el de la liga norteamericana. El jefe de las decisiones deportivas en los Raptors, Bryan Colangelo, continúa avalando personalmente al jugador español, que se vio sorprendido recientemente con los rumores, a los que no dio credibilidad. "Que hagan lo que quieran", respondió, consciente de que el jugador, al contrario que en el fútbol europeo, no tiene absolutamente nada que alegar cuando su equipo quiere traspasarle.