Es un producto más de la prolífica cantera del Diocesano, de donde han salido tan grandísimos deportistas como Manolo o Javi Sánchez. Angel Luis Aguirre (Cáceres, 27-4-80), conocido futbolísticamente como Guy , es una de las principales referencias del actual Cacereño, que durante las últimas jornadas ha remontado el vuelo con siete puntos sobre nueve posibles, lo que le ha hecho salir de la zona de peligro.

Guy parece haberse consolidado como titular este año, después de mucho tiempo currándose su formación como futbolista, y que el año pasado se vio truncada por dos lesiones. En éste, ha jugado nueve partidos, y sólo se ha perdido dos por sanción. "Soy contundente, voy bien por alto y soy rápido", se autodefine este joven criado en la avenida Hernán Cortés, a caballo entre la plaza de Italia y Aguas Vivas, enclaves no menos futbolísticos que el Dioce .

"El entrenador ha apostado por mí y ahí estoy", añade Guy, descubierto por Adolfo Senso en un Diocesano histórico que, por cuestiones económicas, no pudo ascender a División de Honor de juveniles. Aquello fue hace casi diez años y el defensa --siempre defensa-- se enroló en el Cacereño, club en el que es ya casi un clásico. Debutó con Rafael Rincón Rus en el primer equipo, trabajó con denuedo y el premio lo tuvo el pasado año, cuando firmó su primer contrato como profesional.

SE FIJARON EN EL

La capacidad de Guy no ha pasado inadvertida para clubs como Sevilla o Albacete, que lo tuvieron en su agenda y contactaron con su agente, aunque finalmente decidió firmar por el Cacereño.

"¿Por qué no vamos a poder estar ahí arriba?", se pregunta amparado en la capacidad de un equipo que, según él, no es inferior al que el año pasado rozó la liguilla de ascenso a Segunda. "En fútbol, hasta que no terminan los 36 partidos de la liga, no se puede decir nada", afirma este joven cacereño que, en su día, dejó de estudiar porque, asume, no era lo suyo. Lo suyo es el balón, y este año lo está demostrando, al punto de haberse granjeado el respeto de sus compañeros, el entrenador, y la afición, que también lo considera ya insustituible.