Si algo tiene la vida de los dos candidatos al título de MotoGP, Marc Márquez y Andrea Dovicioso, separados solo por 11 puntos cuando restan por disputarse 75 (Australia, Malasia y Valencia), es que los dos son sencillísimos, modestos, amigables, sonrientes, felices y extraordinarios muchachos. «Solo diré una cosa», dice Márquez antes de despedirse ayer en Phillip Island, «estoy convencido de que, acabe como acabe este pulso, Andrea y yo seguiremos siendo colegas, casi amigos y nos llevaremos de puta madre como hasta ahora».

El italiano Carlo Pernat, el mayor zorro con diferencia que existe en el paddock, uno de los descubridores de Valentino Rossi y ahora asesor de Andrea Iannone, explica que «aquí solo hay dos favoritos: la GP17 de Ducati y Marc Márquez. Porque la Desmosedici es, por mucho, la mejor moto de la parrilla de MotoGP y Márquez el mejor piloto. Es tan buena la Ducati, comparada con la Honda y la Yamaha, que Dovi puede hasta arrebatarle el título al fabuloso Marc, que tiene el cetro en sus manos; solo él puede perderlo». En Motegi (Japón) solo había una Honda (la de Márquez) entre las 14 primeros y cuatro GP17 entre las 10 primeras.

Pernat, que admira sobremanera a Márquez, cree que debería de ser más prudente, más cauto, menos agresivo en determinados momentos. Pero, como otros muchos expertos, no se atreven a decirlo porque Marc, al que muchos llaman el acróbata, el Marciano, lo ha ganado casi todo desde que está en MotoGP (2013) con ese estilo agresivo.

De ahí que muchos consideren que este es un duelo entre el corazón, el coraje, la determinación y la capacidad de asumir riesgos de Márquez y la inteligencia, la experiencia, la sabiduría, la paciencia, la estrategia y el tacto del maestro Dovizioso, como le llaman en Italia. Es un retrato que, en los últimos grandes premios, ha sido maquillado por uno y otro. «Yo sé muy bien cuando puedo atacar y cuando no; sé medir el riesgo; es más, en los últimos nueve grandes premios, he logrado ocho podios y, en el que fallé (Inglaterra), fue porque se rompió el motor de mi Honda sino hasta hubiese podido ganar», recuerda Márquez. «Quien diga que Dovi no arriesga, no se la juega, no tiene ni idea», señala el tricampeón mallorquín Jorge Lorenzo, compañero de Dovizioso. «Andrea ataca, Andrea se la juega porque se siente tan veloz como Marc. Si no eres tan veloz como Marc, si la Ducati no le respondiese, Dovi no se la jugaría. Si eres dos décimas más lento que Marc Márquez, ¡olvídate!, no te la juegues, solo con coraje, arrojo y valentía no ganas a Marc», insistió el mallorquín.

Es evidente que estamos ante un Mundial único. Nadie recuerda un campeonato igual, entre otras razones porque los títulos que ganaba Valentino Rossi era contra uno o dos pilotos, no contra cinco o seis como los que ha ganado Márquez (2013, 2014 y 2016) o Lorenzo (2015). Por eso tiene tanto valor este título. Faltan tres carreras (75 puntos) y hay tres pilotos que pueden ser aún campeones (Márquez, Dovizioso y Maverick Viñales) y otros tres (Rossi, Lorenzo y Dani Pedrosa), que pueden ganar cualquiera de esas tres carreras.

El campeón del pueblo

En lo que coinciden los dos es que el paddock y los motards prefieren que gane Dovi este título maravilloso. Y Márquez lo entiende, máxime viendo como fue ayer el maestro italiano en la primera sesión de entrenamiento, donde fue velocísimo, igual que Marc, por detrás de un pletórico Aleix Espargaró (Aprilia), que los dejó boquiabiertos a los dos. «Me esperaba este Dovi, ¡claro que sí!, ¿sabes por qué? Porque he estado en la situación que está ahora Andrea por méritos propios y, en esos momentos, te sale todo. Cuando te estás jugando el título, todos los circuitos te entran a la primera. La tensión te ayuda a ser mejor, a ser rápido desde el primer minuto del viernes. Es lo que tiene ser candidato el título».

Márquez reconoce que él no piensa en los títulos que ya tiene (cinco: uno de 125cc, otro de Moto2 y tres de MotoGP). «Yo estoy peleando este título como si no tuviese ningún otro».