CACERES DT: Cazorla (8), Johnson (15), Washington (19), Higgins (2), Javi Pérez --cinco inicial-- Pedro Rivero (10), Juanmi Morales (6), Javi Pérez Iniesta (-), Oscar Rodríguez (6).

TARRAGONA: MIllera (6), Martín (8), Schutte (11), Fuller (20), Douglas (4) --cinco inicial-- Del Tío (2), Alba (3), González (-), Morales (4) y Chagoyen (8).

MARCADOR POR CUARTOS: 23-16, 41-38 (descanso), 59-47 y 72-66 (final).

ARBITROS: Palenzuela y Mauri. Eliminado: Johnson (min. 38).

INCIDENCIAS: En el palco, el presidente del Cacereño, Félix Campo.

Ni crisis económica, ni problemas de lesiones, ni baja autoestima tras los últimos tropiezos, ni nada que se le parezca: el Cáceres, en un alarde de profesionalidad y de corazón, mezclado con talento, celebró su primer triunfo en casa en la LEB ante un Tarragona que llegaba al multitusos con la vitola de gallito .

Era el cuadro catalán un adversario de pedigrí. Los nombres de su quinteto inicial así lo apuntaban: Millera, Schutte, Martín, Douglas y Fuller. Sin embargo, el Tarragona mordió el polvo en una demostración casi épica de un Cáceres que forjó su éxito en la garra y la versatilidad de varios de sus hombres, especialmente Washington, un jugador que aún no está en forma, pero que ya ayer dio muestras de lo que puede hacer: puntos, rebotes, intensidad y, lo que también hace falta en los tiempos que corren, espectáculo.

Ñete Bohigas, otro hombre muy culpable del triunfo, situó a Cazorla en el lugar habitual de base de Rivero, colocó a Javi Pérez ante el impresionante Fuller --¿qué hace este jugador en la LEB?-- y echó a sus jugadores a la guerra defensiva, sabedor de las prestaciones catalanas. El equipo respondió bien (15-6, siete minutos), pero las personales de Higgins bajaron el ritmo defensivo y el Tarragona reaccionó, pese a la tercera de Millera en el inicio del segundo cuarto, con 23-20 en el electrónico.

RESPUESTA VISITANTE

El acoso a Fuller dio un efecto relativamente bueno, pero el poderío del americano hizo mucho daño --de hecho, no falló un tiro casi hasta el final-- y el equipo de Canals siempre estuvo al acecho en los guarismos. El cambio de base, con Rivero acertado en el tiro exterior y Johnson muy dinámico en ataque y defensa, situaron al Cáceres casi siempre por delante.

El equipo tiró de manual defensivo, estiró el tanteo hasta los 12 puntos (59-47, a falta de un cuarto) y el partido se vio plácido, aunque la marcha circunstancial de Washington y una falta intencionada y una técnica infantil de Johnson provocaron la zozobra en la grada (67-61, faltando tres minutos). Pero ahí estuvo Higgins con un enorme tapón y un equipo con un corajudo trabajo en la línea de atrás para asegurar el triunfo, sólo maquillado por seis puntos finales del Tarragona que quedaron en anécdota.

El público, congregado en número similar al de los peores tiempos ACB, disfrutó con el éxito en una estampa final que recordó viejos festejos. Los triunfos borran malas sensaciones. Y eso que ahora se juega con angustia económica y un foráneo menos.