El enfrentamiento existente en McLaren-Mercedes entre el bicampeón Fernando Alonso y el joven británico Lewis Hamilton ha dejado de ser un secreto a voces. En la F-1 no se habla de otra cosa. "Desde el primer momento, no he estado cómodo del todo. Estoy en un equipo inglés, con un compañero inglés", denunció el español ayer en El Larguero de la Cadena SER. Un compañero inglés que "lo está haciendo genial". Esa es la espoleta que lo ha reventado todo.

En los 25 años de Ron Dennis como patrón de McLaren, nunca había contado con un piloto inglés de campanillas, y mucho menos con un hijo suyo, casi. "Sabemos que todo el apoyo del equipo y todas las ayudas son para Hamilton, pero no me quejo, eso lo entendí desde el primer día", reconoce el español, asumiendo su posición.

MERCEDES, CON ALONSO Alonso trabajó como nunca en su vida durante el invierno, y McLaren comenzó con un coche competitivo en Australia. Todos contentos. Pero el rendimiento de Hamilton abrió una puerta a Dennis para apretar a Alonso y a Mercedes. Desde entonces, los reglajes del coche, la telemetría... todo el trabajo de Alonso se le regala al instante a Hamilton. Esta situación provocó la primera bronca entre Dennis y Alonso en Bahréin. Desde entonces, la tensión se corta con un cuchillo. Cada uno va por su lado.

Dennis ha prohibido que en el hospitality se lea el Red Bulletin una publicación del equipo Red Bull que recoge sátiras en alguna de sus páginas. Incluso llegó a expulsar a un periodista de la carpa por leer allí la revista, "una basura", según sus palabras.

El alemán es el gran apoyo de Alonso. En el otro bando está Martin Whitmarsh, el director de operaciones de McLaren, segundo de Dennis, el inglés que más ensalza a Hamilton y el único que critica abiertamente a Alonso. Fue Whitmarsh quien subió al podio. "Yo estaba demasiado emocionado para subir", se disculpó Dennis. Y es que no se celebran igual los triunfos de Hamilton que los de Alonso.

La prensa inglesa golpeó con dureza a Alonso el lunes. "¡Pobre Alonso!", tituló un tabloide. "Me resulta indiferente la prensa inglesa. Si el safety car entra en la vuelta 23, la última de Hamilton con gasolina, él hubiera quedado octavo o noveno. Y luego no tendrían qué decir. Gracias a Dios, la prensa española tiene más respeto que los colegas ingleses", dijo el bicampeón.