Es una de las promesas-realidades más llamativas y con un presente y un futuro más halagüeño dentro del panorama del deporte extremeño, para el que ya ha conseguido éxitos de relumbrón. Pero augura más, bastante más, tras un brillantísimo bronce en la capital checa, Praga, en uno de los torneos internacionales de mayor prestigio.

Ya el pasado verano, Cristina Cabaña decidía hacer las maletas y aceptar la beca que le permitía entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, en el que están los mejores, e incluso algunos extremeños de primer orden del escalafón en sus respectivas disciplinas. Apenas unos meses después de esta decisión, la judoca del Stabia de Mérida comienza a ver recompensado su esfuerzo con creces en los campeonatos internacionales, en los que ya está destacando.

Tras un quinto puesto en Glasgow, bronce en Málaga y oro en Túnez, Cristina Cabaña afrontaba el European Open de Praga de este fin de semana con la confianza que una buena actuación previa en el fortísimo Grand Prix de Dusseldorf y su posterior campo de entrenamiento.

En un peso con 33 competidores, Cristina comenzó imponiéndose a Liebel, la representante israelí, para después deshacerse de la austríaca Lechner en un amplio despliegue de técnicas por parte de la emeritense. Ya en cuartos de final, Cristina caía ante la francesa Louchez, a la postre plata del torneo, quedando relegada a la repesca.

No obstante, supo reponerse de esta derrota e imponerse a la bielorrusa Kazanoi, primero, y a su compañera de selección Padilla, después, para alzarse con un valiosísimo bronce. Esta nueva medalla le abre a la emeritense las puertas del Campeonato de Europa que se celebrará en Polonia el próximo mes de abril: el segundo consecutivo para una deportista extremeña que, a sus 23 años, parece dispuesta a todo.