Periodista

Bermejo es un tipo listo: maneja con sabiduría los ´tempos´ políticos y es capaz de vender ilusión donde no hay nada. Cuando llegó a la presidencia basó su estrategia en un solo concepto: optimismo. Y funcionó: la situación seguía siendo tan terrible como antes, pero consiguió que sólo se hablara de baloncesto y la afición se olvidara de créditos, patrocinios y penurias. Creyó que avisar cada semana de la inminencia de la catástrofe conduciría a la desazón. Pero la hecatombe seguía ahí, acechando. Faltaba escoger el ´tempo´ oportuno para anunciarla. Las derrotas demoraron el aviso. Ahora que renace la esperanza deportiva ha llegado el momento oportuno para descubrir la verdad. Bermejo es listo, pero la realidad es cruel.