Ya son once ediciones y en su historia pueden encontrarse a megacracks como Pedja Stojakovic u Oscar Schmidt. Sin embargo, más que una cita de buen o mal baloncesto, el Torneo Cáceres Patrimonio de la Humanidad más bien es un termómetro perfecto para saber cómo están el equipo local y sus invitados a estas alturas. El Cáceres perdió la final de la pasada edición por veinte puntos de diferencia ante el Breogán: un momento profético de lo que pasaría después.

Falta apenas una semana para que se inicie la competición LEB y ahora el Cáceres y el Plasencia, que debuta en el cuadrangular, tendrán espacio para las últimas pruebas. Lo que ofrezcan respectivamente frente a CAI Zaragoza y Menorca en la primera jornada se parecerá bastante a lo que puedan desarrollar en estos dos días. Hoy están previstas las semifinales, Plasencia-Fórum (18.30 horas) y Cáceres-Benfica (20.30), y mañana, con los mismos horarios, el tercer y cuarto puesto y la final.

BUENOS PROPOSITOS

El acontecimiento se presentó ayer en el ayuntamiento cacereño, su principal patrocinador, aunque bien se cuidó Lázaro García, el concejal delegado de deportes, en aclarar que también se había invitado a la Junta de Extremadura, que pone la instalación. El director general de Deportes, Manuel Martínez Dávila, declinó la invitación.

Las invocaciones para que el multiusos registre una buena entrada fueron constantes, pese a que el entrenador verdinegro, Ñete Bohigas, reconociese que su equipo está aún muy lejos de lo que quiere. "El torneo tiene que ser nuestra última piedra de toque. No estamos teniendo suerte con las lesiones, aunque no quiero fatalismos ni derrotismos", dijo. Derell Washington no jugará y muchas miradas se centrarán en Bryan Sallier. El club lleva casi 1.500 socios ya.