Otro año, en otro gran premio, en otra época, la caída de Jorge Lorenzo a dos vueltas del final de una carrera hubiese acabado a tortas. No con nadie, sino con los armarios del box, con las paredes del camión taller y, posiblemente, el casco hubiese volado hasta la otra orilla de la pista y los guantes, directamente a la basura.

Jorge Lorenzo ha cambiado. De ahí que ayer entrara en su taller dolido por el error cometido, pidiese disculpas a los suyos, empezando por su técnico, Ramon Forcada y afrontase la visita de los periodistas con enorme soltura y sinceridad. "He cometido un error grande. Forcé, se acabó la rueda delantera, ya muy castigada, y me fui al suelo. Debí de refrenar mis impulsos pero vi tan cerca la posibilidad de alcanzar a Stoner y premiar a nuestra afición con un podio que no valoré lo buenos que serían los 13 puntos del cuarto lugar", comentó el joven mallorquín, que ya al descender del más alto escalón del cajón de Motegi (Japón), hace 15 días, aseguró: "Jerez puede ser un buen lugar para arriesgar más de la cuenta si se trata de dar una alegría a los nuestros". Lo intentó. Entonces pensaba tal vez en la victoria, en estrenar su liderato con un gran triunfo. Pero ayer se le fue la moto al intentar dar caza a Stoner.

Honda protege a Dani

Lorenzo no tuvo más remedio que reconocer: "Para intentar esa gesta me vi obligado a pilotar fuera de mis límites". Giorgio , que luce en su casco y en su mono dos 9 disfrazados, uno de diablo con sus cuernecitos y otro de ángel, con su corona y todo, fue tentado por el diablo y sucumbió a la tentación. "Debí ser más conformista, ¡qué caray!".

En otro rincón del paddock, Dani Pedrosa vivía feliz los minutos posteriores al gran premio. Basi y Antonio, sus padres, y Alberto Puig, su mánager, celebraban el segundo podio consecutivo y otra gran carrera, tan grande como la de Motegi. "Vengo de donde vengo", reconoció Pedrosa. "Llevo seis meses sin poder subirme a la bicicleta para ponerme en forma, me duele la muñeca, no puedo doblar del todo la rodilla izquierda y mi moto no está aún a la altura de las punteras. Este podio me da confianza, me recompensa de tanto trabajo. De la sorpresa surge la esperanza. Me sirve a mí, y mucho, pero no sé si le servirá a alguien más", sentenció.

El mensaje era para Honda, que reconoce haberle fallado. Shuhei Nakamoto, uno de los responsables del departamento de competición de la firma alada, de HRC, acaba de reconocer: "Pedrosa no ha podido ser campeón aún porque nuestra moto todavía no es suficientemente buena como para pelear por el título. Si no lo ganamos este año, será culpa de Honda, no de Dani". Si alguien puede poner remedio a esto es la fábrica más importante del mundo, la más laureada.