"Este de Cáceres es uno de los mejores circuitos del mundo". La frase corresponde a José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo. En pleno éxtasis organizativo, los dirigentes nacionales, los regionales y la diputación cacereña se autohomenajeaban ante el éxito de la cita, seguida con expectación por numeroso público en una mañana climatológicamente casi perfecta.

"Hay más corredores que tienen muchas opciones de futuro". Lo decía el presidente de la extremeña de atletismo, Francisco Carrapiso, mientras José Luis El Pollito Galván recogía el trofeo de ganador de la prueba junior. Carrapiso no restaba un ápice de mérito al triunfo del oliventino de 18 años, pretendiendo ante todo globalizar el gran momento del cross regional, hecho éste subrayado por el propio Odriozola.

El extremeño, acostumbrado desde hace varios años a ganar siempre que corre, ya piensa en una Olimpiada, aunque la de Pekín, asumía, "quizá sea muy pronto para mí". El Pollito llegó incluso a firmar algún autógrafo mientras la familia mostraba su orgullo por las gestas del campeón.

"Esto ha estado perfecto", insistía Odriozola ante la complicidad de José Ignacio Fernández, fontanero de la diputación en materia deportiva a quien en la federación no paran de alabar y encomendar misiones complicadas en los compromisos internacionales.

Fiz, como en casa

El público disfrutaba con el cross de altura. También lo hacía Martín Fiz, el mítico excampeón olímpico de maratón. "Aquí siempre me tratan muy bien", decía Fiz a última hora de la mañana, mientras se dirigía a su coche y cuando saludaba a sus compañeros del Barcelona, para el que trabaja. En Almendralejo, junto a Abel Antón, son ya clásicos .

"Martín, Martín". El alavés no paraba de saludar a quien le llamaba, haciendo gala de un excelente humor. De lejos sonaba el speeker dando paso a los premios en una tribuna repleta de Vips, alguno de ellos especialmente orgulloso del resultado organizativo de la prueba. El presidente de la diputación, Juan Andrés Tovar, sonreía y olvidaba, por un momento, su particular pesadilla de los reporteros de Caiga quien Caiga y el conflicto de los bomberos.

Sólo alguna prolongada ausencia en las llamadas a los vencedores restaba algo de brillantez a la mañana. Odriozola miraba hacia otro lado. Era la excepción que confirmaba la regla. Un niño de apenas un par de años miraba la carrera femenina junior con verdadero interés desde su carricoche. El también se divertía. Como Lázaro García, concejal de Deportes de Cáceres. Como Antonio, que ha viajado desde Calamonte para vivir un espectáculo tremendo.