Había una vez un club que logró estar entre los mejores de España, que representó a Extremadura en Europa y que, incluso, rozó la consecución de un título nacional.

Había una vez un club, tras once años en lo más alto, que bajó de categoría abandonado por gran parte de las instituciones y también por aquellos aficionados que lo impulsaron hacia lo alto. El cuento se acabó y el club desapareció.

Pero unos pocos se empeñaron en reeditar el cuento con la creación de un nuevo club, con el mismo espíritu que el anterior, pero que tenía que empezar su andadura un escalón inferior.

El cuento sigue, pero es un cuento triste, muy triste, tanto que ya no lo parece. Por supuesto, de hadas no lo es. Aquellos que lo van leyendo advierten que su guión es el de un culebrón televisivo, lleno de intrigas y hasta de cuernos.

En contra de lo que es un cuento al uso, los protagonistas principales ´mueren´ en el camino. Y el resto sigue en las viñetas, llorando a lágrima viva. Los padres han prohibido a los niños que sigan leyéndolo porque no es bueno para su salud. En fin, que ese equipo de baloncesto protagonista se hunde. Había una vez un circo... que diría Fofó.