Algunos porqués y cierta incertidumbre rodean al anuncio efectuado el lunes por Lance Armstrong. El ciclista tejano comunicó su decisión de abandonar el deporte la misma tarde en que el Tour llegará a los Campos Elíseos, el 24 de julio. Aquel día se cerrará una etapa en la historia del ciclismo, quién sabe si con el corredor subido por séptima vez a lo más alto del podio de París. Las incógnitas se suceden. ¿Por qué ha comunicado tan pronto la decisión? ¿Por qué ha dado alas a los rivales y les ha motivado más en el afán de batirle? ¿Le ha obligado su equipo a disputar una carrera que quería olvidar? ¿Tiene miedo?

El debate se abrió casi en el instante en que Armstrong comunicó al mundo que en julio ponía pie en tierra. Miguel Induráin y Bernard Hinault, cada uno con cinco Tours, han coincidido a la hora de valorar la decisión. "Sus rivales ya saben que será la última oportunidad para batirle, con lo que estarán más motivados. A mí me pasó cuando perdí el sexto Tour. Bjarne Riis (vencedor en 1996) y Jan Ullrich tuvieron más motivos para pelear", afirmó ayer Induráin.

En la misma línea, aunque más contundente, se pronunció Hinault. "Puede que haya empezado a tener miedo. Habría sido mejor que el último año se hubiese dedicado a ayudar a un compañero, como yo con Lemond, en 1986. Si pierde saldrá por la puerta pequeña".

OPINIONES PAREJAS Jan Ullrich, vencedor en París en 1997, refrendó con sus palabras la predicción de Induráin. "El hecho de que sea el último Tour de Armstrong me motiva aún más". Y, en el mismo sentido, se pronunció ayer Pedro Delgado: "Ha dado alas a sus rivales. Diciendo ahora que se retiraba, y que lo hacía porque quiere estar con sus hijos, no ha hecho otra cosa que reconocer una falta de motivación. Se le está viendo más débil que otros años. Ahora muchos creerán que está tocado".

Induráin también destapó ayer otra razón de la retirada. ¿Le ha obligado su nuevo equipo, Discovery Channel, a correr el Tour? El ciclista llevaba meses lanzando indirectas en las pocas entrevistas que concede sobre su intención de disputar en el 2005 otras pruebas menores, en vez de la grande boucle. "El tenía otras ideas. Quería correr otras cosas. Pero le han obligado a ir al Tour, porque ha cambiado de patrocinador".

Por ahora, todo son conjeturas. Y seguirán. En julio, la carretera francesa y sus cumbres no otorgan privilegios y pronto se sabrá si Armstrong conserva el genio, la imaginación y sobre todo la fuerza de otros años.