Aparentemente, el presidente se ha cansado de gastar dinero en el Cacereño, a cuyos partidos acuden apenas 300 espectadores. Por eso, y tras malograrse a última hora unas negociaciones para venderle la SAD a Antonio Martínez Doblas y Angel Marcos, el equipo le fue entregado a Bernardo Plaza con la condición de dar cancha a la cantera y la obligación de utilizar una chequera ya esquelética. De momento, el proyecto no está saliendo nada bien: perdidos en mitad de la tabla, con sólo 11 puntos de los 27 posibles y, lo que es peor, ante la indiferencia del fútbol cacereño en general.