Le felicitaron por la radio al final de la carrera, pero Fernando Alonso no contestó. El saludo frío a Ron Dennis en el podio, delante de Emilio Botín, dueño del Banco de Santander, confirmó que las relaciones siguen por donde andaban. O peor. La FIA desveló la semana pasada que la "nueva evidencia" que ha propiciado la reapertura del caso de espionaje entre McLaren y Ferrari procede de los correos electrónicos intercambiados entre el bicampeón y Pedro Martínez de la Rosa, una información que la FIA exigió a los dos pilotos a riesgo de retirarles la superlicencia. El jueves se reunirá el Consejo Mundial en París y fallará. Se espera que contra Dennis, no contra sus pilotos. Se espera.

SEXTO DOBLETE Dennis rompió a llorar al ver a sus dos coches firmar un doblete en Monza, el sexto de la temporada. Para el patrón de McLaren es difícil entender cómo el mejor momento deportivo de su equipo en 20 años puede irse a la basura por una sanción si se confirma que aprovechó la información facilitada por el ingeniero de Ferrari Nigel Stepney al jefe de diseño de McLaren Mike Coughlan.

Muchos dan por hecho que la FIA castigará a McLaren en el Mundial de constructores, pero no tocará los puntos del Mundial de pilotos. Pero tratándose de la FIA, todo es posible, desde que se quede en nada, a una sanción salvaje, muy salvaje.

El episodio de espionaje ha avivado el fuego entre Alonso y el resto del equipo, porque mientras Alonso atendió a la exigencia de la FIA, Hamilton contestó diciendo que no tenía nada que enviar. Dicen quienes han visto los correos entre Alonso y De la Rosa que no contienen nada por lo que la FIA pueda castigar a McLaren. Simplemente comentan la forma de extraer mejor partido de los neumáticos y la forma que creen que lo están haciendo otros equipos. Pero quienes dijeron que el asturiano había enviado esos correos para vengarse de Dennis le han hecho un flaco favor a Alonso y otro peor a De la Rosa. Este podría ser llamado a la reunión del Consejo Mundial en París en calidad de testigo. Lo está deseando. No tiene nada que ocultar, ni ante la FIA, ni ante su equipo. Ha obrado con toda la corrección y absoluta honestidad con ambos y nadie debería dudar de él, ahora que tiene casi asegurado un asiento en Prodrive, el equipo filial de McLaren, que debutará en la parrilla de F-1 el próximo año con motores Mercedes y patrocinadores firmados.

Posiblemente, la clave del fallo de la FIA radicará en comprobar si el nuevo sistema electrónico de reparto de frenada de McLaren procede de los 780 folios de información que Stepney entregó a Coughlan.

Eso sí, Dennis acudirá a la cita del jueves protegido por sus abogados y amenazando a la FIA con destapar las trampillas que McLaren conoce de Ferrari y Renault. La posibilidad de que Dennis ponga el ventilador en marcha en caso de que sea duramente sancionado era ayer, en Monza, un rumor a gritos. Otro más.