El mundo del deporte extremeño se muestra unánime a la hora de buscar un culpable de la profunda crisis en la que se ha visto sumergido: la falta de concienciación social y política. Directivos, entrenadores y jugadores coinciden en que para mantenerse en la élite hace falta mucho dinero y una infraestructura adecuada, algo que no se ha cumplido en ninguno de los clubs que han militado en las máximas categorías.

Los años dorados del fútbol y el baloncesto sobreviven tan sólo en la memoria. El Cáceres dio ayer por terminados sus once años en la ACB; el Badajoz puede acabar en Segunda B, cuando menos, por sus problemas económicos. El Extremadura estuvo en Primera División y ahora ni siquiera se ha podido hacer un hueco en la liguilla de ascenso a Segunda. El Mérida, que también ha saboreado las mieles de la liga de las estrellas , ha cambiado de nombre tras una traumática desaparición. Hoy, malvive en Segunda B, categoría que también podría perder.

La década de los 90 fue el dorado para el deporte de élite en Extremadura, pero de aquello poco queda. La presumible desaparición del Cáceres, tras un descenso deportivo y una fracasada, en principio, ampliación de capital, es la gota que ha colmado el vaso de la decepción del deporte extremeño al más alto nivel profesional. De alcanzar cotas impensables hasta los inicios de los 90 se ha pasado a un desierto casi absoluto de consecuencias inimaginables.

"Lo que ha pasado es un problema de falta de visión. Mantener el deporte de élite requiere grandes fichajes y cantidades importantes de dinero que puedan avalar todo esto. Pero tenemos una cultura en la que queremos que todo nos lo den hecho y al final nos encontramos en esta situación". Quien habla así es Juan Francisco Luis, consejero de relaciones sociales del Cáceres, que a pesar de todo se muestra optimista y asegura que Extremadura volverá a la élite.

Pero para que esto se cumpla Luis considera fundamental el apoyo económico. "En una región como la nuestra en la que no existen grandes empresas que puedan publicitarse deberían entrar en juego las administraciones y si no pueden hacerlo con subvenciones directas, se deberían buscar fórmulas alternativas", sostiene.

ESTRUCTURAS DEBILES

Para el jugador del Extremadura Manuel Alfredo Mosquera, el deporte regional vive un momento de una "tremenda crisis social y económica". Manuel es uno de los deportistas que ha vivido el ascenso y declive del fútbol regional, aunque asegura que "es difícil dar una explicación de todo lo que ha pasado", aunque incide, al igual que muchos, en que las estructuras de los clubs no estaban preparadas para aguantar.

"Cuando el Badajoz subió a Segunda fue como abrir un camino que muchos otros equipos siguieron. El problema, quizás, es que todo fue muy rápido y el Mérida y el Extremadura al llegar a Primera provocaron un cambio de mentalidad en la gente. Parecía que todo había sido muy fácil y a toda esa gente ahora es difícil convencerla de que esto es así y que es complicado volver a estar en la élite", argumenta.

El presidente que hizo posible el sueño del Mérida, José Fouto, coincide en que el deporte de élite no ha contado con la infraestructura necesaria por falta de ayuda de las instituciones, "que quizá no se han sabido mover para conseguir el apoyo privado. Todo esto necesita mucho dinero y se tarda mucho en subir, pero poco en bajar".