La negativa del grupo de Pedro Núñez a regresar a la gestión del Cáceres ha supuesto la última decepción para el club, que se plantea alternativas drásticas para acabar con su agonía. La palabra "desmantelamiento" salió ayer de la boca de su presidente, Juan Francisco Luis, en una entrevista en la Cope. Y es que ya se piensa en una fórmula para que la estructura de la cantera del club continúe en el caso de que el equipo profesional se desintegre, como cada vez es más posible si a los jugadores se les siguen debiendo entre dos y tres meses de salario. El plazo para acabar con la vía de agua es de apenas dos semanas.

La realidad es tan cruda que todo está ya pendiente de la gestión con una financiera de Madrid para que adelante el dinero de la subvención municipal (360.000 euros, 60 millones de pesetas). Si se produce un nuevo revés las consecuencias vuelven a ser imprevisibles, porque la situación en el vestuario se intuye desesperada. Los jugadores no están dispuestos a soportar más los impagos e incluso los nacionales han considerado seguir el camino de Derell Washington, Bryan Sallier y Mike Higgins, que ya abandonaron la disciplina del club para fichar por otros equipos. El siguiente extranjero en irse puede ser Damon Johnson, que incluso podría tener un compromiso verbal para recibir la carta de libertad si no se le paga de forma inminente.

EL ESFUERZO En el Cáceres lo que más se lamenta, paralelamente, es que la solución se tenga en la mano y no se pueda ejecutar por la falta de confianza de los bancos. En el club las cuentas salen e incluso se prevé un superávit a final de temporada, cuando se ingresen las subvenciones oficiales y se recupere el aval depositado en la Federación Española. Estos cálculos no son compartidos por el grupo de colaboradores de Pedro Núñez, que no ven viable el proyecto.

Mientras, el propio Núñez y otros dos antiguos consejeros del club, Eduardo Chacón y Abelardo Martín, tuvieron ayer el juicio en el que se dilucidará el conflicto que mantienen con Caja de Extremadura por la subvención de la diputación que la entidad adelantó --180.000 euros, 30 millones-- y que el Basket Cáceres SAD no devolvió, ya bajo la presidencia de José María Bermejo. Este también compareció en lo que es un problema que ha deteriorado la relación entre la caja y el baloncesto cacereño.