Faltan 15 segundos, vas dos puntos por encima y tienes dos tiros libres. La victoria parece hecha y, gracias a ella, el premio de al menos luchar por estar en los play-offs de ascenso crece en posibilidades. Pero fallas los dos tiros libres, tu rival sí los mete cinco segundos después y tú, en la última posesión, no aciertas debajo del aro y el partido va a la prórroga. Siguiendo los especiales códigos del baloncesto, en los cinco minutos añadidos siempre gana el que llega desde atrás.

Así se resume la derrota del Cáceres 2016 frente al Algeciras. Fue un partido vistoso y entretenido que, sin embargo, quedó con un enorme regusto amargo entre la hinchada local: duele eso de saberse ganador y no culminarlo al final. No es que nadie exija a este equipo --honradísimo, pero corto en capacidades-- ser octavo, pero soñar era gratis. Y sigue siéndolo, aunque las posibilidades hayan quedado a partir de anoche muy mermadas.

El Algeciras también se hizo acreedor a la victoria. No fue mejor que el Cáceres, pero al menos tuvo la constancia de pelear cuando iba por debajo y también acreditó que, pese a ser uno de los del furgón de cola, posee mucho talento en sus filas. Seguramente Ricardo Guillén sea el mejor nacional de la LEB.

IRREGULARIDAD Los extremeños empezaron algo fríos... literalmente. Nando Vicario e Iván Humanes habían pasado una semana difícil por la gripe y sus compañeros parecía que todavía saboreaban la tremenda victoria de Fuenlabrada (6-13, min. 4). El frenadol llegó rápido, en las hambrientas manos del gran Josh Asselin. La situación fue dando poco a poco la vuelta hasta el segundo cuarto, cuando el Cáceres ya tomó la iniciativa.

Las ventajas verdinegras nunca fueron claras. Faltaba algunas piezas en su minucioso rompecabezas y además el Algeciras no fue de esos clásicos equipos de la categoría que se dejan ir cuando las cosas les ponen duras.

Con 66-59 (min. 34) nadie las tenía todas consigo. Quizás al Cáceres le faltó instinto asesino para sentenciar. A falta de apenas cien segundos para el final, un triple de Kerry Blackshear ponía cinco de diferencia (77-72). Fueron los últimos puntos del Cáceres en el tiempo reglamentario: después llegaría el último empujón algecireño, los dos errores de Dani López desde la línea de personal, los aciertos de Ernesto Serrano en idéntica circunstancia y el postrero intento de Blackshear por deshacer la igualada, que se salió por poco.

Con semejante golpe moral y Moya y Vicario eliminados, lo siguiente fue previsible. El Algeciras avanza hacia la salvación y endulza la segunda visita al multiusos en pocos meses del ex Manolo Hussein. En el otro lado lamentan lo caro que sale a veces ilusionarse. El conjunto de Ñete Bohigas lleva cero de tres en prórrogas esta temporada.