Fue un momento muy triste, casi tanto como un descenso deportivo. En realidad, es lo mismo, o peor. Felipe Fernández, aún presidente del Cáceres, hizo público a las 21.45 de ayer que su reunión con el grupo de empresarios cacereños dispuesto a hacerse con los derechos de LEB no había llegado a buen puerto y que ambas partes no se reunirían más. La venta de la plaza en la segunda categoría del baloncesto español a un club de otra ciudad --presumiblemente, San Sebastián-- es inminente si no hay un nuevo e inesperado giro de los acontecimientos.

El encuentro duró casi hora y tres cuartos y tuvo lugar en la sala de prensa del multiusos con gran seguimiento mediático. En un bando estaban Fernández, el gerente verdinegro, Julio Espino, y el asesor jurídico, Basilio Hermoso; en el otro, Pedro Núñez, Eduardo Chacón, José Antonio Fernández Alvarado y Abelardo Martín. El inesperado buen ambiente inicial entre ellos ofrecía los mejores presagios posibles. Y es que, según el presidente, el clima fue "muy cordial durante toda la reunión", pero las conclusiones resultaron tan negativas que dejan moribunda a la canasta local.

"TRABAS JURIDICAS" ¿Por qué no hubo entendimiento?, se preguntará el aficionado de a pie. El grupo de Núñez, que ya fue presidente hace tres años, sólo quería hacerse cargo del baloncesto de élite cacereño si se producía una cesión gratuita de los derechos LEB para que los disfrutase otro club, que sería el Ceres Basket. Y en el Cáceres se negaron en rotundo: "Hemos encontrado trabas jurídicas insalvables", sentenció Fernández, extremadamente serio.

Según las tesis del club, se incurriría en un "alzamiento de bienes": cualquier acreedor podría reclamar que por qué se regala un bien con el que se podrían pagar las deudas.

Ninguna de las dos partes se movió un centímetro de los planteamientos en los que ya se habían expresado en público y en privado durante los últimos días, pese a que Felipe Fernández, erigido portavoz de ambos grupos, indicó que habían "trabajado con ahínco" y realizado un "análisis profundo y coincidente del estado del baloncesto en Cáceres".

Según esta versión oficial, los empresarios no se plantearon "en ningún momento" entrar en el Cáceres como tal, sino empezar un proyecto nuevo, desde cero, con otra estructura.

Fernández se negó a responder a las preguntas de los periodistas sobre si el fracaso del encuentro hacía tan inexorable como parece la venta de la plaza. "En su momento hablaremos de esto", fue lo máximo que dijo.