El baloncesto femenino extremeño se prepara para un aterrador caso similar al que está protagonizando el Badajoz: las jugadoras del Iber Extremadura Cáceres 2016 están marchándose a sus casas por las deudas que mantiene el club con ellas. Las primeras en dar el paso han sido dos de sus pívots, la norteamericana Demetress Adams y la lituana Orinta Kavaliuskaite, que hoy, si no hay un giro radical en los acontecimientos, no viajarán con sus aún compañeras para jugar ante el Arranz Jopisa Burgos esta noche (20.30 horas) en partido adelantado a la jornada de la Liga Femenina 2.

El problema es bastante similar al del equipo pacense de la misma categoría. A la totalidad de la plantilla se le deben dos mensualidades --en algunos casos, alguna más-- y el retraso hace que la situación sea insoportable, sobre todo para las jugadoras extranjeras. Adams, una de las pívots más valoradas de la competición, y Kavaliuskaite han anunciado su marcha en el vestuario y regresan a sus países de origen. No serán las últimas. Melissa D´Amico y Ieva Simkute pueden seguirlas en breve. El Iber teme tener que afrontar el resto de la competición solamente con las nacionales, las juniors y sin apenas juego interior, un panorama escasamente alentador y que hace intuir que, como en el caso del Femenino Badajoz, espera paliza tras paliza. La permanencia en una temporada en la que los malos resultados están siendo ya habituales se haría aún más difícil.

LA AYUDA MUNICIPAL El club no niega la crisis y culpa de su colapso financiero a que todavía no ha llegado la subvención municipal correspondiente a la pasada temporada y que asciende a 65.000 euros. La consecuencia de ello es que no se ha podido renovar la habitual línea de crédito gracias a la cual podía conseguir liquidez e ir afrontando los compromisos contractuales.

Hasta ahora, prácticamente todos los gastos han sido sufragados por la presidenta, Vicenta Naranjo, pero los problemas no han dejado de crecer, llegándose a situaciones desesperadas en algunos casos personales de las profesionales. Las promesas recibidas por parte del ayuntamiento cacereño de que el ingreso de la ayuda era inminente han resultado vanas.