No es lo que pensáis, ni me refiero a Coslada ni he estado viendo películas este fin de semana sino que este fin de semana, concretamente el sábado por la mañana, asistí, como padrino, a la graduación de la décima promoción de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura en Cáceres, dónde yo cursé mis estudios universitarios. Como os podéis imaginar todo un orgullo para mi volver a mi Facultad para este evento y poder darle unos ánimos y consejos a esta nueva promoción de profesionales del deporte extremeños.

Y más aún reconocerme hace unos años en sus caras y en las de sus familiares en ese día tan especial en el final de una etapa importante en su formación y en su vida.

Como les dijimos algunos de los que hablamos, el decano Sergio Ibáñez, el Director General de Deportes, Fabián Quesada, también exalumno de la facultad, de la primera promoción, yo soy de la tercera, este es el principio de lo más importante. Después de cinco años de formación intensa toca especializarse, buscar su sitio en la sociedad, laboralmente hablando, poner en práctica lo aprendido y seguir formándose.

Y diréis a que viene lo del descanso, pues a que, con el ajetreo de la mañana en Cáceres y el viaje de vuelta a toda prisa a Madrid, ya que por la tarde se disputaba la segunda jornada de la liga de clubes en Moratalaz en la que no participaba pero estuve por si había que cubrir alguna baja de última hora, completé mi primer día, desde hace dos meses, de descanso completo.

Quiero decir que los entrenamientos van bien, sin parones y acumulando trabajo para, en junio, empezar a sacar el jugo de toda la temporada buscando la mínima para estar Pekín y regalarles a mis apadrinados de la décima promoción un padrino olímpico.