Hace once años, en el verano del 2001, el ahora extinguido Cáceres Club Baloncesto recibió una llamada telefónica desde Vitoria. "¿Queréis cedido a José Manuel Calderón? Es de por allí y ya sabéis que es muy bueno. Solamente le falta foguearse un poquito más y ya está. Nos lo termináis de preparar en un año y salimos todos ganando con ello", dijo el interlocutor del entonces denominado Tau Cerámica.

La respuesta del máximo responsable del aspecto deportivo del club extremeño entonces, Alfred Julbe, fue negativa. "Nosotros no le formamos jugadores a nadie" fue su argumento. Esos días ya trabajaba con Dani Callejo como apuesta de futuro del club y ultimaba el fichaje del veterano Andre Turner como base principal, que se lesionó enseguida y solo pudo jugar cinco partidos en toda la temporada. Tuvo que recurrir a la incorporación apresurada de Ferrán López para ayudar en la dirección a Oscar González.

Calderón acabó a préstamo en el Fuenlabrada, donde firmó una gran campaña que le valió para acudir, con solamente 20 años de edad, al Mundial de Indianápolis con la selección española. El resto de su historia es conocida.

Desde Vitoria

En verano del 2012, Carlos Frade no ha dejado pasar el tren del que puede ser el base del futuro. O al menos muchos expertos catalogan así a Devon Von Oostrum (Groningen, Holanda, 24 de enero de 1993). Su equipo de cesión es, casualmente, el Caja Laboral, el antiguo Tau, que le reclutó en el 2009 siendo apenas un cadete porque, simplemente, lo del chico con sus compañeros de generación era un abuso.

'DVO' ya empieza a dar réditos en su estancia con fecha de caducidad en el refundado Cáceres. El pasado viernes, en la victoria ante el Ourense (85-76) fue el jugador más destacado del equipo, con 24 de valoración en apenas 22 minutos (23 puntos, 3 asistencias y 8 faltas recibidas). Sus dos primeros cuartos fueron espectaculares: en apenas 10 minutos hizo 17 puntos (20 de valoración). Las cifras demuestran que no es precisamente un jugador del montón, y en el Cáceres lo saben al comprobarlo en los primeros meses de trabajo.

El base se quedó muy cerca de ser nombrado el hombre de la semana en la LEB Oro, pero tarde o temprano le llegará el momento. Por ahora, va cumpliendo sus objetivos, ahora que ya conoce la categoría después de un año en Tarragona con desiguales resultados. Promedió 6 puntos y 2,3 asistencias con la irregularidad por bandera, quizás olvidando los observadores que no dejaba de ser un chaval de 18 años en una de las diez ligas profesionales más potentes de Europa.

Estudiado por la NBA

Ahora se le ve más pausado, más calmado, pero sin dejar de ser él mismo. Es un base alto (1,93), físicamente potente y que mira al aro con descaro.

Las concomitancias con el joven Calderón son bastante evidentes: precoces, valientes, de una enorme ética de trabajo y con un futuro prometedor. El villanovense es hace tiempo un fijo en la NBA y el británico --aunque naciese en Holanda-- está en esa misma quiniela. La pasada campaña ya fue seguido por Jason Filippi, de los Portland Trail Blazers, una franquicia habitualmente muy sensible para los talentos europeos.

Antes sabe que el escalón es dominar en la LEB Oro y culminar su formación en la Liga ACB, una competición que acarició hace unos meses, cuando fue reclamado por el Caja Laboral para ayudar en la preparación de los 'playoffs' del título.

Para llegar a las manos del siempre exigente sargento Dusko Ivanovic, primero deberá aprender mucho con Frade, otro técnico milimétrico al máximo que no le va a regalar nada. Ya se vio el propio viernes que no tiene la titularidad asegurada por decreto : salió de inicio Richard Nguema, con el que, aseguran todos, está protagonizando uno de los duelos más antológicos de los últimos años en los entrenamientos.

Cuentan también que el verano no fue fácil para Van Oostrum. Fue descartado a última hora por el seleccionador británico, Chris Finch, y no pudo disputar los Juegos Olímpicos en su casa (creció en Sheffield, a aproximadamente unos 250 kilómetros de Londres). Nadie se lo esperaba demasiado, sobre todo desde la óptica de que un año antes, con 18, sí había acudido al Eurobasket de Lituania.

El base decidió centrarse en mejorar sus habilidades y Cáceres es la estación en la que le toca esperar y trabajar para alcanzar el objetivo que nadie duda acariciará con sus habilidosas manos. De momento, parece feliz en la ciudad, bastante integrado e imbuido en el espíritu bromista del vestuario. DVO conoce de su talento. En el Cáceres también saben que es una apuesta de futuro, pero de momento el presente es suyo. Y de qué manera.