Sorpresa, consternación y pena en el deporte extremeño. José Angel Hermosilla, entrenador-jugador del CAR Cáceres de rugby y director técnico de la federación regional, falleció en la noche del miércoles al jueves después de una repentina enfermedad. Nacido en Valladolid hace 35 años, Hermosilla era una persona enormemente popular e influyente en el deporte del balón ovalado en la comunidad extremeña. Estaba aportando su larga experiencia al máximo nivel --jugó en el campeón liguero Quesos Entrepinares y fue 15 veces internacional-- a una actividad aún en progreso y cuyos únicos núcleos en Extremadura son Cáceres --donde residía desde hace tres años-- y Badajoz.

Las circunstancias que han rodeado a la noticia extreman aún más el pesar que ha causado. El miércoles por la tarde el deportista empezó a sentirse mal, tuvo fiebre, vomitó y dijo que le dolía la cabeza. Le llevaron a urgencias, ingresó a las once de la noche y apenas un par de horas después falleció. Las causas exactas de la muerte no se han revelado oficialmente y se están analizando todavía.

El cadáver fue trasladado a Valladolid, donde hoy será enterrado a las once de la mañana. Un autobús lleno de amigos saldrá desde Cáceres cinco horas antes para llegar a tiempo en el último adiós.

DOLOR "No nos lo creemos. Estamos rotos", acertaba ayer tarde a decir Germán García, su predecesor como entrenador del CAR y con el que continuó trabajando en el club. "Era un lujo tenerle. Hizo una labor estupenda y estaba aportando bastantes cosas. Estamos muy orgullosos le haberle tenido con nosotros", agregó.

Hermosilla simbolizaba para el CAR la revolución, la llegada de nuevos y modernos métodos que empezaban a dar sus frutos. Instalado en la zona cómoda de la Primera Nacional, el proyecto era y es promocionarse hacia categorías superiores a medio plazo con la generación de jugadores que llega y que ahora quedará algo huérfana . Estaba tan pluriempleado en el trabajo del club y de la federación territorial que se permitía el lujo de ser jugador y entrenador. "Es raro compatibilizar los dos puestos, pero poco a poco los jóvenes irán descargándome de responsabilidades", afirmaba en abril del 2003 en una entrevista en EL PERIODICO EXTREMADURA.

Ya entonces decía que lo fundamental para que el rugby extremeño progresase era "trabajar la técnica individual de los jugadores" y apuntaba a que la clave para que el CAR Cáceres avanzase peldaños era "crear una estructura fuerte". Las estadísticas le dan la razón: la temporada 2002-03 fue el máximo anotador de su equipo con 90 puntos, mientras que en ésta apenas había alcanzado los 20: sus compañeros cada vez necesitaban menos su tremendo empuje y su talento en la distribución del balón.

MUJER Y DOS HIJOS Su historia personal le llevó a Cáceres debido a que su mujer, traumatóloga, consiguió plaza en uno de los hospitales de la ciudad. Después de una época con un pie en Valladolid y otro en Extremadura, la siguió y con ella tuvo un niño y una niña de corta edad. A los tres los definía como sus "grandes pasiones" junto con el rugby. Y es que había empezado a jugar con tan sólo doce años y alcanzó con esfuerzo la primera línea nacional. Su prestigio, siempre incuestionable, se volvió a expresar hace apenas un mes, cuando disputó con un combinado hispano-portugués el Mundial de veteranos en las islas Bermudas.