-El Periódico Extremadura: Nos situamos en el verano de 1991. El Cáceres venía de Segunda División. ¿Cómo se hizo aquel equipo para Primera que después acabaría en la ACB?

-Jesús Luis Blanco: Primero hay que recordar que se compró la plaza al Bosco. Antes se intentó con el Hospitalet, pero nos hizo una jugarreta, ¿verdad, Martín? Nos echó una manilla ahí José María Rojo, que era vicepresidente de la Española. Salimos en Primera B, por tanto, y efectivamente, había que hacer un equipo.

-Martín Fariñ<b>as</b>: Sí. Ya teníamos a Pepe Benedé y Ángel de Pablos. También los juniors Víctor Ruiz y Quique Silván, éste del año anterior, y al final llegó cedido Álvaro Rodríguez. Después fichamos a Toni Romero, que estaba jugando en Mérida, y vinieron también Roberto Gómez y Santi García del CABA de Albacete. Todos estos iban a estar en Segunda, pero con lo de Primera ya firmamos a gente con más caché. Contratamos a Felipe García, Gabi Abrines, Alberto Frías, que luego se lesionaría, y llegaría Jordi Freixanet, a Juan Méndez y al famoso y nunca bien ponderado Jiri Okac (risas).

-J. L. B.: En principio pensábamos en el equipo de Segunda con el objetivo de ascender. Se estaba haciendo un bloque fuerte y, al salir ya en Primera, hubo que reforzarlo. Los últimos jugadores que fichamos tenían más experiencia. Lo de Alberto Frías fue muy curioso después, ya que cuando me tocó llamar a Jordi Freixanet para sustituirlo me dijo que no, que había dejado la ACB por una lesión y que agradecía mucho que nos acordáramos de él, pero que no era el momento. Pero a los dos días se lo pensó mejor y dijo que sí venía.

-E. P. E.: ¿Bajo qué criterio se hizo aquella plantilla?

-M. F.: Necesitábamos a alguien que tuviera corazón, y que de alguna manera aglutinara y empujara a la gente en el caso de que necesitáramos apoyo. Yo conocía de referencias a Juan Méndez y sabía de su carácter. Gabi Abrines porque teníamos ahí la posición de 3-4 y queríamos probar a ver cómo funcionaba. Había hecho una temporada aceptable pero estaba sin equipo. Para firmar a Felipe García, hablé con la gente de Málaga y los informes no podían ser mejores.

-J. L. B.: A Felipe también lo conocíamos también de junior, que ya nos había vapuleado.

-M. F: Además, Jiri Okac, a priori, iba a ser un hombre de pocos puntos, necesitábamos a alguien dentro que se aprovechara de esta circunstancia. De ahí lo de Felipe. Pensamos: primero los españoles. De Alberto Frías también teníamos muy buenas referencias de Málaga. Javier Imbroda me dijo que era un defensor impresionante que nos iba a ayudar muchísimo, y esto colmulgaba con nuestra idea.

-J. L. B: Lo de los dos bases fue un acierto también con Ángel de Pablos y Toni Romero. Dependiendo de los momentos de partido, jugaba uno u otro.

-M. F: Después se incorporaría Álvaro Rodríguez, procedente de Sevilla.

-E. P. E.: Y todo ello se hablaba en el club, en las reuniones, en la calle…

-M. F.: Todo esto lo hablábamos en el club, por la calle, por teléfono. Yo en Badajoz, Jesús en Cáceres.

SEnDE. P. E.: ¿Y eso que se ha comentado que todo se hizo en la Churrería Castillo?

-J. L. B.: Sí, sí.

-M. F.: Ahí fue lo de Jiri solo.

-J. L. B.: En realidad no fue en la churrería. Fue en mi casa. Compramos los churros ahí y nos fuimos a mi casa, que vivía al lado. Estábamos comiendo los churros yo, Martín y Ñete Bohigas, los tres.

-M. F.: Ahí fue donde dijimos: ‘éste es el tío’. Era un sábado, creo recordar. Yo tenía un piso aquí cerca de la Cruz de los Caídos, en la Ronda del Carmen, y me quedaba de cuando en cuando. Aprovecharíamos que me quedé aquí la noche anterior.

-J. L. B.: Martín dudaba bastante sobre Jiri porque parecía blandito.

-M. F.: Yo llamé a Alberto Pesquera, que sabía que había jugado contra él, y me dijo: “es un tío que juega, un tío listo”. Teníamos dos opciones con las cuatro perras que nos quedaban: o fichar a un americano recién salido de la universidad y nos santiguábamos o a un tío con experiencia y que supiéramos qué podía hacer. Jiri había estado en Estados Unidos, vimos un par de videos que nos pasó Eva Field, su representante, y nos decidimos por él. Luego llegó el tema de negociar: cómo ir, cómo no ir, cuánto, ese tipo de cosas…

-J. L. B: Con Jiri, en realidad, no hablamos. Él llamó cuando venía de camino, preguntando por el piso que le teníamos preparado, que si tenía que compartir la cocina… vino con su coche, un pequeño Peugeot 308, desde Brno, en Chequia, hasta aquí. Tardó no sé cuántos días, y se quedó a vivir al lado del pabellón Municipal. También hubo otras cosas…

-M. F.: Sí. Por ejemplo la ropa. Hubo que hacerle camisetas para él porque todo le quedaba pequeño. También con las sábanas, por ejemplo. Vino con su mujer o su novia, no me acuerdo. Lázaro García, el preparador físico, seguro que se acuerda de su nombre. Seguro que Juanjo Rubio, el fisio, también. Con ello el equipo quedaría listo, o medio listo.

-E. P. E.: ¿Manejaban un presupuesto el entrenador y el secretario técnico? ¿Todo pasaba por José María Bermejo, el presidente? ¿Cómo se hacían las gestiones-negociaciones finales?

-J. L. B.: Él estaba presente muchas veces, claro. En el club se hacían muchas cosas. La última palabra la tenía él siempre, sobre todo en el tema económico, como es lógico, no el deportivo.

-E. P. E: ¿No se metía en lo deportivo Bermejo?

-J. L. B: Normal. No se conocía a la mayoría de los jugadores.

-E. P. E.: ¿El que sabía de baloncesto era Carlos Sánchez Polo, hombre clave aquel año?

-J. L. B.: Sí, sí sabía.

-M. F.: Sí, sí, aunque de lo que más conocía era de NBA (risas).

-E. P. E.: Y cuando terminaba todo, ¿se tomaban algo fuera?

-M. F.: Sí. Íbamos a tomar una cerveza y comentábamos cómo creíamos que iba a salir todo.

-E. P. E. ¿Y qué pensaban? ¿Tenían miedo?

-J. L. B: No, no.

-E. P. E.: Y durante el año, solo se hizo un cambio: el de Jordi Freixanet por Alberto Frías…

-M. F.: Alberto fue el que nos puso la chispa para andar. Empezó desde el primer día como los corredores que se dan a la fuga del pelotón. Contagió a todos, que dijeron: ‘esto debe ser así’. A partir de ahí, nadie aflojó el ritmo.

-E. P. E.: Entonces, Alberto Frías, el hombre que se fue a mitad de temporada, fue clave…

-M. F. Sin lugar a dudas. En los meses que estuvo, era el motor. Todos los días venía a decir cuánto hay que entrenar y a qué velocidad. Pero fue una pena: empezó a quejarse de la espalda terriblemente. Una pena.

-E. P. E. ¿Se hubiera subido a la ACB con él?

-J. L. B.: De momento, Jordi Freixanet no hubiera metido la canasta del ascenso. Eso está claro. Nunca se sabría. El pobre estaba baldado.

-E. P. E: ¿Les felicitó por el ascenso?

-M. F.: No lo recuerdo. Yo no lo he vuelto a ver. Entonces no existía el móvil y yo ni teléfono en mi casa de Cáceres.

-E. P. E.: ¿Se gastó el Cáceres más dinero del que tenía para hacer aquella plantilla?

-M. F.: Al revés. Nos gastamos algo menos de lo que teníamos para gastar. La plantilla era barata.

-E. P. E: Pasado el tiempo, ya se puede hablar de aquello. ¿Cuánto cobraba Jiri Okac, por ejemplo.

-J. L. B.: Yo no recuerdo.

-M. F.: Puede que fueran cuatro millones de pesetas o algo así, pero no estoy seguro, no recuerdo bien. Pero si se traía el coche cobraba 300.000 o 400.000 pesetas más. Si no, había que alquilar uno y quitárselo de su sueldo. La cláusula era: ‘con tu coche cobras tanto y sin tu coche menos tanto’.

-J. L. B y M. F.: Y con Méndez tuvimos que ir a buscarle un piso a Sierra de Fuentes, que le gustaban los unifamiliares. En verano todos los días pero ya en invierno la mujer se quedaba sola mientras él venía a entrenar… Al final se agobió y se vino a Cáceres.

-J. L. B. La hija de Roberto Gómez, que se tenía que haber llamado Montaña, nació aquí. El de Abrines (Alex, el jugador de la NBA) no, pero se concibió aquí.

-E. P. E.: Después se dijo muchas veces que esa plantilla era de retales, que se hizo tarde… Y con todo ello, ¿qué pensaban que podían hacer con este equipo?

-M. F.: Con aquel equipo no sabíamos qué podía pasar. Entrenaba muy bien, en la Ciudad Deportiva y en El Cuartillo con Lazarín (Lázaro García) y alguna vez en el Norba Club de Golf. El equipo andaba bien. ¿Que cuando vi que la cosa podía funcionar? En el partido amistoso contra el Fórum de Sabonis. Ese partido, a tapón limpio con Jiri y Sabonis, fue muy bueno. Se veía que el equipo tiene empaque. También fuimos a Huelva, en día con un calor terrible, y ellos eran uno de los favoritos. Comimos unos bocadillos de jamón y les zumbamos la pandereta, pero bien zumbada. Dijimos: ‘esto huele muy bien’ porque había buen rollo, respeto, ganas de hacer cosas y oportunidad de empezar algo nuevo.

-J. L. B.: La gente se empezó a entusiasmar, Además, José María Bermejo era muy listo poniendo su impronta. Como presidente los tenía a todos contentos.

-M. F.: Más que una bicefalia, había un buen consenso con los jovencitos, que hablaban poco y gente muy disciplinada. Al checo le daba igual entrenar 7 horas que 19, acababa el entrenamiento y él seguía haciendo estiramientos y los demás bien. A Abrines había que cuidarle sus rodillas, Felipe protestaba un poco al principio, pero estaba a tope; Santi García no hablaba casi nunca… Benedé era tranquilo, Roberto líder en lo carismático, que hablaba lo necesario; todo muy de equipo. Después incorporamos al jugador número 13, que era la gente, que con la propia cancha era una caja de cerillas, que rápido estaba la mecha encendida. Todo eso calentó mucho a la gente. Los chicos estaban cómodos y eran reconocidos por la calle; sus mujeres disfrutaban de una ciudad tranquila… se paga lo que se tenía que pagar. Todo condicionó: estábamos en un sitio ilusionante.

SEnDE. P.E.: Y al final se consiguió algo inesperado.

-J. L. B.: Con un sistema de competición muy complicado, con tanto playoff…

-E. P. E.: Y aquel primer partido de liga, Cáceres-CajaBadajoz en Trujillo...

-M. F.: Era en nuestra casa, ojo. Fue un Día de Extremadura un 8 de septiembre que se creyó que se debió jugar allí. Ese día descalificaron a Felipe García y Kenny Perry y ganamos. No hubo súper lleno en el pabellón. Badajoz era uno de los importantes de la liga.

-J. L. B.: Era un equipo hecho para subir. Lo entrenaba Pirulo Fernández. A ellos les apoyaba mucho el alcalde, Manolo Rojas, igual que a nosotros Carlos Sánchez Polo, eso hay que valorarlo.

-M. F.: Para venir yo a Cáceres, tuvo que autorizar mi fichaje Manolo Rojas. Tenía dos años de contrato en Badajoz. En el despacho de Rojas, llegaron a un acuerdo Manolo y Sánchez Polo. ‘Vamos a cederle a la ciudad de Cáceres a Martín’. Fue en la temporada 90-91, un año antes de subir. Se tuvo que recurrir a los alcaldes.

SEnDE. P. E.: ¿Y por qué se quería marchar de Badajoz?

-M. F.: Porque yo dije en Badajoz, donde era director deportivo del club, que no tenía edad para serlo. Que yo quería entrenar, por eso me quería ir. Y así fue al final. Me pusieron cláusula de rescisión y al final no la pagué. Andreu Casadevall entrenó al equipo, pero yo dije que no me quedaba. Manolo y Carlos me ayudaron.

-E. P. E.: Pues fue una decisión de las grandes...

-M. F.: Desde luego, de las que no me arrepentiré en mi vida. Fui decidido y valiente en ese momento, como la que he tomado hace poco para ser presidente de la Federación Extremeña de Baloncesto.