Tan peligrosa ha sido esta primera semana que lo primero que hacían corredores nada más llegar era coger el móvil y llamar a esposas, novias o madres. Una de las figuras españolas atendió a un grupo de periodistas mientras escribía un mensaje para su mujer. "Estoy bien. No me he caído". Al margen de sustos, estas etapas han servido para comprobar la firmeza de Ullrich, el nerviosismo de Armstrong o la seguridad de Heras y Mancebo.

Ullrich, bien

Jan Ullrich está en el Tour. Y bien que está, aunque apenas se haya dejado ver. Su único lunar fue en el prólogo de Lieja, donde estuvo por debajo de las expectativas. Sin embargo, su equipo, el T-Mobile, ocupó la tercera posición en la contrarreloj por equipos. Ullrich ha preferido mantenerse en un segundo plano, pero ha impresionado a los rivales por su firmeza y el control de la carrera, siempre al frente del pelotón, donde ha evitado caídas y cortes. "Puedo asegurar que Ullrich está en carrera. No se le escapa detalle. Personalmente, le veo muy fuerte y peligroso", afirmó ayer Chechu Rubiera, uno de los principales ayudantes de Lance Armstrong en el US Postal. El alemán ha preferido correr casi siempre a la sombra de Armstrong. Prácticamente no se ha apartado del tejano. Le ha realizado un auténtico marcaje. Además, su equipo casi no se ha desgastado, muchísimo menos, por ejemplo, que el US Postal.

Armstrong y españoles

Johan Bruyneel encontró ayer enseguida una respuesta cuando se le preguntó si no habría sido mejor que Lance Armstrong hubiese reservado fuerzas, ya que daba la impresión de estar mucho más nervioso que en anteriores Tours. "No creo que esté nervioso. Si se ha dejado ver tanto ha sido más bien por las circunstancias de la carrera".

La defensa lógica hacia Armstrong del director del US Postal no quita un pero en el trabajo del tejano. Posiblemente, Ullrich ha sido más listo que él y se ha desgastado menos, a la vez que también ha hecho trabajar menos a sus compañeros. El estadounidense ha tomado una renta de 55 segundos con respecto al alemán, de quien sigue diciendo que es el rival que más le atemoriza.

Roberto Heras ha estado perfecto en su planteamiento de carrera, al estilo de Ullrich. No ha querido asomar la cabeza para convertirse en un aspirante escondido, lo que no hizo Mancebo, quien el sábado enseñó sus cartas al escaparse en los kilómetros finales, lo que, de todas maneras, se traduce en una mayor agresividad. Heras sólo ha tenido un problema. Llega a la montaña con más tiempo perdido del que esperaba, casi dos minutos con Armstrong debido al mal planteamiento de la contrarreloj.