El cortejo entre Ferrari y Fernando Alonso comenzó antes incluso de que el asturiano llegara a la F-1. Comenzaron a hablar, a quererse cuando Alonso aún era piloto de F-3000 y se unirán 10 años después.

Giancarlo Minardi fue el primero en apreciar el talento de Alonso. El premio por ganar la Fórmula Nissan en 1999 era una prueba con un Minardi F-1. Y el patrón de Faenza quedó prendado de aquel chico un lluvioso día de diciembre de 1999 en Jerez. Junto a Minardi se encontraba Cesare Fiorio, exjefe técnico de Ferrari. Fue el primero en alertar a Jean Todt, jefe de Maranello: "Jean, acabó de descubrir un diamante". Alonso disputó, en el 2000, la F-3000 y Minardi lo contrató, sin tener un duro.

El joven español ya tenía asegurado su debut en la F-1 al año siguiente, pero en un equipo modesto. Tanto, que no disponía de presupuesto para acabar el Mundial. Así que no tuvo más remedio que vender su mejor activo: Fernando Alonso. "Estando en Minardi, Alonso tuvo una oferta para ir a Ferrari por cinco años. El acuerdo era total, hubo hasta apretón de manos, pero, unos días después, Briatore se hizo con sus servicios y eso Todt no se lo perdonó nunca", recuerda Joan Villadelprat.

El error de Jean Todt

La oferta de Todt no contemplaba ninguna indemnización a Minardi y ofrecía a Alonso un año en la escudería Prost y, luego, ser probador de Ferrari. Nada concreto.Felipe Massa ocupó el lugar de Alonso en esa apuesta. Briatore sí llegó con el dinero que Todt le negó a Minardi y, además, un contrato para el piloto de cinco años.

Toda la F-1 coincidía en ver en Alonso el sustituto natural de Michael Schumacher, desde aquella primera pole en Malasia, el primer triunfo en Hungría (2003), sus espectaculares salidas y adelantamientos en el 2004, su título en el 2005. Pero Todt se la había jurado. Así que el francés buscó en otro lado para pensar en el relevo de Schumi cuando el alemán tomara la decisión de irse.

Aquel 2005 significó un desastre para Ferrari. El McLaren era el coche más rápido, aunque Alonso ganó el título. El español y Ron Dennis se veían habitualmente en el podio. Al final de la temporada hablaron y McLaren anunció que había contratado a Alonso para las temporadas 2007, 08 y 09. La puerta de Ferrari estaba cerrada. Alonso cerró un buen contrato, pero las cosas se torcieron desde el primer día. Y el desenlace fue, ya saben, lamentable, desastroso.

De una forma u otra, el español buscó equipo mientras en la pista los McLaren ganaban pese a su lucha intestina. Se interesaron por él todos los equipos de la parrilla, incluído Ferrari. A Luca Cordero de Montezemolo le gustaba, a Stefano Domenicalli, le encantaba. Massa finalizaba contrato a finales de 2007... Todo encajaba, todo, sí.

Todo, menos Todt. "Mientras dure el capítulo Todt, no estará Alonso", señaló el jefe de Ferrari en una entrevista publicada por La Gazzetta en el mes de agosto. Su negativa a fichar a Alonso y su ambición de conseguir el puesto de Montezemolo cavaron la tumba del francés.

Raikkonen, el obstáculo

Y llegó el día. Alonso decidió regresar a Renault mientras Ferrari le hacía un hueco. Con el título conseguido por Raikkonen en Interlagos (septiembre de 2007), Todt anuncia que se iba del equipo. Derribado el obstáculo, Montezemolo, presidente de la compañía, y Domenicalli, heredero del puesto de Todt, ven muy claro que el futuro de Alonso debe estar ligado a Ferrari.

En mayo del 2008, las dos partes acordaron firmar un contrato flexible, porque Ferrari sabía que Raikkonen podía renovar su contrato un año más automáticamente, y lo peor, tenía intención de hacerlo, es decir, no se irá a finales de 2009, sino 2010, en la misma fecha que expira el contrato de Massa. Seguro en el 2011, quizá en el 2010. Esas son las fechas que se articulan para un compromiso de dos años con opción a tres más. El contrato se firmó en Lugano en julio de 2008.

A partir de ese momento, cambia el discurso de Alonso. También, sí, también cambia el sermón de Montezemolo. "Si Ferrari me quiere, me tendrá. Es la escudería a la que todo piloto quiere ir algún día", dijo el piloto un mes después.

Efectivamente. Raikkonen anunció en Monza 2008 que prorrogaba unilateralmente su contrato por un año más. El día después, Emilio Botín se reune con Alonso y le dice que hará todo lo que estuviera en su mano para que sea piloto de Ferrari en el 2010, fecha en la que inicia su patrocinio rojo. Alonso amplía su contrato con Renault por un año, cubriéndose las espaldas.

El pobre inicio de Ferrari, el pasotismo de Raikkonen y la presión del Santander aceleran el proceso: Alonso pilotará en 2010. Cómo y cuánto cueste prescindir de Raikkonen es un tema a debatir. Ni Ferrari, ni Alonso sueltan prenda más allá de los elogios mutuos, pero, a mitad de año, es ya un secreto a voces que el bicampeón asturiano recalará en Maranello.

Mientras Raikkonen busca equipo y sus representantes se muestran inflexibles con la indemnización a recibir de Maranello, el Santander anuncia su contrato de patrocinio con Ferrari. Lo hace en el Gran Premio de Italia. Es la pieza definitiva que abre la puerta a Alonso.