Seis años de élite. Más de 40 años desde la fundación del club. Un sentimiento, una marca, una referencia del fútbol extremeño en general y el cacereño en particular. «Aquello fue una aventura. Fue como entrar en el desierto y no saber si ibas a tener agua para sobrevivir». Gerardo Hierro Parro (Torrecilla de los Ángeles, Cáceres, 2 de julio de 1948) es el sempiterno presidente del Diocesano. Recuerda tanto el inicio de la División de Honor juvenil, en el 2011 como cuando, hace ya cuatro décadas, puso en marcha la entidad deportiva con gente como su amigo José Luis Mohedano. El sábado certificó el club colegial la permanencia. Habrá séptimo año entre los mejores.

«A ver si esto dura hasta el siglo XXII», dice informalmente Hierro, el verdadero alma máter del cub, cuando se le cuestiona sobre cuánto cree que se prolongará esa permanencia entre los mejores, ese codo a codo con entidades tan lujosas como Real Madrid, Atlético o Rayo. Pero el Dioce es más, mucho más, que un exitoso equipo juvenil. La estructura es bárbara: 36 técnicos, 27 equipos, casi 400 futbolistas. Tremendas cifras, que incluyen un equipo de la Primera extremeña que tiene en el horizonte el ascenso a Tercera, Y, si puede ser en esta temporada, mejor.

«Me quedo con el primer año», dice el presidente. El Diocesano fue cuarto en la temporada del estreno, en un inolvidable equipo con una imparable punta de ataque formada por Burgui (ahora en el Sporting de Gijón), Isma Cerro (Sporting B) y Teto (Coria), pero también los Sergio Contreras, Carlos Rodríguez (ahora en Coria) o Jaime. Pero es que en aquel equipo, que es lo valora de verdad Hierro, había ocho futbolistas que habían pasado por las diferentes categorías inferiores del club cuando lo normal es que “sean tres o cuatro”.

«Hace dos años tuvimos dudas, muchas dudas de la conveniencia o no de cubrir ciertas necesidades. Al final salimos a flote, pero ese año fue el más peliagudo», explica Hierro, un tipo extraordinariamente sensible al ‘sentimiento Dioce’, sin el cual, es bastante evidente, no se podría explicar el crecimiento de la entidad en todos estos años. En su casa guarda más de 5.000 fichas de futbolistas, dato que lo dice todo.

«Yo no quiero ser perfecto. De esos 5.000, a lo mejor le caigo mal a 10. Con el resto me llevo muy bien», añade quien reitera que «no veo final» en la élite al Diocesano, el considerado «equipo estrella» de la estructura de la entidad de vocación canterana, aunque todos sean importantes para él. «Me gustaría que todos los jugadores quisieran ver los partidos del juvenil, pero esto no es así y van a verlo un porcentaje no demasiado alto», se lamenta.

Dentro de todo ello, argumenta Hierro sobre la figura del entrenador desde el inicio, Adolfo Senso, que «ha sido la persona sin la que no habríamos alcanzado las mieles deportivas que hemos logrado» y que sus conocimientos son máximos.

relación CON EL CACEREÑO / ¿Por qué el Cacereño y el Diocesano no trazan algún tipo de relación, aunque no sea de vinculación, que se basara en algún tipo de acuerdo, al menos? La voz autorizada y sosegada de Gerardo Hierro lo analiza sin dramatismo alguno. «No hemos tenido problemas con ellos, es que las relaciones no existían», dice. «Ahora mismo, con la gente del Cacereño nos llevamos bien, aunque cada uno con lo suyo. Con la sociedad anónima no hay esa relación, pero con la fundación y gente como Rebollo o Aitor Bidarrázaga sí», cuenta. También apunta que con el director general, Rafael Rojas, hay buen feelling. «Es una persona agradable que más de una vez nos ha dicho que tenemos que hablar», asegura.

El propio Gerardo Hierro manifiesta que no hay animadversión del Diocesano al Cacereño, al menos por su parte. «El equipo representativo de la ciudad es el Cacereño, e incluso yo en su día colaboré en él con gente como Asenjo. Le tengo un cariño enorme. Otra cosa bien distinta es que sea el mejor club».

Hace 5 años y dos días, este periódico publicaba la crónica de un Diocesano-Real Madrid. El resultado fue de 4-5 a favor de los blancos, con remontada culminada en los minutos 86 (Raúl de Tomas) y 93, en gol in extremis del dominicano Mariano, ahora en la primera plantilla blanca. En aquel partido, el equipo cacereño presentó esta alineación para la historia del fútbol local: Pablo (min. 46, Nogales, min. 46), Juanjo, Adrián, Sergio, Soria, José Antonio (min. 93, Jaime), Mario, Burgui, Teto, Luis (Min. 85, Carlos Durán) e Ismael (Mamadou, min. 81). Cinco años después, la historia sigue escribiéndose.