A Joane Somarriba se la veía contenta. Quien lo da todo no está obligada a más, debía pensar la ciclista vasca después de su séptimo puesto en la prueba en línea. "Estoy satisfecha. He acabado entre las 10 mejores y me he vaciado", decía, orgullosa, de su diploma olímpico, el premio honorífico que se concede a los que acaban entre los ocho mejores. Pero seguro que cuando cruzó la penúltima vez por la meta, en segunda posición por detrás de la alemana Arndt, por su cabeza pasaba la ilusión de esa medalla para la que se ha preparado a conciencia, sobre todo pensando en la contrarreloj de mañana de 25 kilómetros.

Pero Somarriba no acabó de obtener un premio metálico para su esfuerzo, un poco como le ocurrió a Alejandro Valverde el día anterior en la carrera masculina. Aunque ella sí que llegó a estar en la recta final enfrascada en la pelea por el bronce, de la que se descolgó el murciano en la última subida al monte Likávetos. La carrera femenina siguió un guión paralelo a la masculina. Los papeles del italiano Bettini y el portugués Paulinho correspondieron esta vez a la australiana Carrigan y la alemana Arndt, que se escaparon en la última vuelta. La primera no tuvo ni que disputar el esprint porque la alemana llegó derrengada, y se conformó con el botín de la medalla de plata.

Por atrás, a medio minuto, llegaba el grupo en el que la española tenía poco que hacer en compañía de rivales como la rusa Slyusareva, bronce, la británica Cooke, la última ganadora del Giro femenino, o la holandesa Melchers, última campeona mundial. "¡Uf! He llegado muy vacía. Iba agarrotada y me ha faltado fuerza", explicó Somarriba, que hubiera preferido en el trazado más kilómetros cuesta arriba. "La subida se me quedaba corta y era un circuito para gente con potencia".

LA ILUSION DE MAÑANA Esa fuerza tuvo que emplearla ella para intentar atrapar al dúo de cabeza en la última vuelta, después de que se le atragantara la curva más dura de la rampa de subida al monte Likávetos, la misma que decidió la carrera masculina. Somarriba se puso a tirar porque Cooke y Melchers, que estaban obligadas por galones, se mantenían a la expectativa. Y pagaron ese error porque el éxito fue para quien tomó la determinación de ir a por la victoria en los últimos 13,2 kilómetros de los 118 de la prueba.

Somarriba tendrá otra oportunidad en la contrarreloj de mañana, en la que también tomará parte la madrileña Dori Ruano, que se retiró ayer.