Tras una jornada plagada de reuniones en diferentes lugares de la ciudad, Antonio Martínez Doblas, máximo accionista del Cacereño, emitió el diagnóstico: «la gente, los empresarios, quieren colaborar y entrar, pero les echa para atrás el estadio. Tenemos que buscar una solución y yo ya la he planteado».

El empresario segedano apunta en una dirección, la misma sobre la que ha girado el debate a lo largo de los últimos años: el estadio Príncipe Felipe. La intención está puesta sobre la mesa: a través de un traspaso al ayuntamiento, que el CPC se libere de su mayor problema. «Yo voy a dar todo tipo de facilidades», dijo en declaraciones a este diario en el Extremadura Hotel, centro de operaciones de un día que puede marcar el futuro de la entidad verde.

«Llevo 10 años aquí y no puede ser que siempre sea Doblas el que esté ahí detrás. He puesto mucho dinero y no puedo atender muchas cosas, vivo en Sevilla y es complicado», añadió.

El estadio Príncipe Felipe es, en efecto, el caballo de batalla que se plantea. El Cacereño es el único club con campo no municipal. Por supuesto, ahora se suma otro dato: el Diocesano ha ascendido también a Tercera División. Juega sus encuentros en los campos Manuel Sánchez, en Pinilla, y son propiedad de la Federación Extremeña de Fútbol.

Los gastos que se generan en el día a día del Cacereño por el Príncipe Felipe son considerables: alrededor de 200.000 euros al año. Y esta rémora es, hoy por hoy, definitiva. Los empresarios entrarían de lleno en el proyecto, incluso con cambio de manos definitivo en la propiedad, de no ser por esta contingencia.

En los próximos días habrá nombres y apellidos sobre la mesa en esa nueva directiva. En lo estrictamente deportivo, todo sigue en el aire: ni siquiera el entrenador, que quiere Doblas que lo elija la nueva directiva. Del mismo modo, se han establecido contactos con futbolistas como Pino, Elías Carlos García o Asiel, a los que se ha pedido paciencia para que sigan en la entidad.