Podría ser el título de un libro, pero en realidad no es más que el anhelo, el deseo y, en definitiva, el sueño hecho realidad después de luchar casi hasta la extenuación por él. Y el madrileño Pablo Nieto (Aprilia), al final puede decir que ya tiene su primera victoria en grandes premios.

Lo consiguió en el circuito portugués de Estoril y por paradojas de la vida, tras luchar hasta el último metro con su propio compañero de escudería, el valenciano Héctor Barberá, al que incluso le cedió antes de la carrera uno de sus neumáticos, que guardaba de anteriores grandes premios y que se había mostrado como el compuesto más acertado para disputar la tercera carrera de la península ibérica.

Daniel Pedrosa y su Movistar Honda consolidan la posición al concluir cuarto sin asumir riesgos y aprovecharse de la caída y posterior abandono de Stefano Perugini (Aprilia).

Ni la caída, los vómitos y mareos pudieron con la convicción de Toni Elías (Movistar Aprilia). Desde los primeros minutos de carrera quedó claro que los tiempos de Elías en entrenamientos no habían sido fruto de la casualidad y tras dejar hacer a sus rivales un rato y ver su comportamiento pasó a la acción.

ELIAS, PORTENTOSO

Su comportamiento y decisión fue tan contundente que no encontró respuesta en sus rivales. Todos sucumbieron a su convicción y de esa forma el piloto de Movistar Aprilia se ganó la tercera victoria de la temporada, que le coloca segundo en el campeonato a catorce puntos del líder, Manuel Poggiali. La lucha por la corona en esta cilindrada se presume muy emocionante hasta el último gran premio.

En esta ocasión quedó claro casi desde los primeros instantes que Sete Gibernau (Movistar Honda RC 211 V) no sería capaz de luchar por la victoria, que disputaron los italianos Max Biaggi y Valentino Rossi, ambos con Honda RC 211 V, pero eso fue hasta que Rossi quiso marcar la diferencia. Entonces, se acabó la carrera de MotoGP. El campeón italiano se marchó en busca de la victoria y también a consolidar su liderato. Sete sólo pudo ser cuarto.