Mérida y Extremadura, los dos únicos equipos extremeños que han ascendido a la Primera División de fútbol, viven momentos complicados. Lejos parecen los tiempos en los que, durante cuatro años consecutivos, se turnaron en la máxima categoría ofreciendo espectáculos hasta entonces inimaginables en la región. El desgaste económico que se produjo entonces ha terminado colocándoles dos peldaños por debajo, sin opción de momento de una Segunda B que hace apenas una década hubiese colmado sus aspiraciones y que ahora les resulta incómoda. Mientras, el Badajoz tiene difícil permanecer en Segunda, ya que es penúltimo.

El Mérida lideró a inicios de los noventa el retorno del fútbol extremeño a Segunda, tras muchos años de ausencia, después de ascender en Tajonar ante Osasuna Promesas con gol de Ricardo en el último minuto.

En su primer año en Segunda, el Mérida fue séptimo. Al final de la liga, se convirtió en SAD con un capital de 89 millones de pesetas, muy repartido. Aquel año también es recordado por el trágico fallecimiento de Juanito, que debutaba como técnico.

En la 92-93 y en la 93-94, el Mérida fue noveno. En la 92-93, eliminó al Deportivo, líder de Primera, de la Copa del Rey. Y en la 94-95, hizo historia al ser el primer club extremeño en subir a Primera, a lo grande, tres jornadas antes del final, proclamándose campeón 15 días después.

La aventura duró un año. Al término de aquella campaña, sorprendentemente, el resultado de una auditoría revelaba que el Mérida cerró el ejercicio con un superávit de 113 millones de pesetas.

La tristeza del descenso duró poco porque en la 96-97 el Mérida volvía a Primera de nuevo como campeón tras doblete de Quique Martín en la última jornada ante el Leganés. Aquel ascenso se cimentó sobre un presupuesto de 450 millones.

La lucha en Primera, con un presupuesto de 2.176 millones, duró un año y comenzó a lastrar el futuro económico del club.

Tras dos años en Segunda, el primero en el medio de la tabla (839 millones de presupuesto) y el segundo como sexto con opciones de subir hasta el fin (870 millones), el Mérida desapareció en agosto del 2000 con 3.100 millones de deuda.

El Mérida Promesas, filial del extinto club, tomó el testigo. En la 00-01, con 63 millones de presupuesto, subió a Segunda B, tras muchos apuros económicos que hicieron temer por otra desaparición. En la 01-02, con 90 millones de presupuesto, el Mérida jugó la liguilla. Y este año, con 80 millones de presupuesto y numerosas penurias económicas, el Mérida pelea por la salvación y por su futuro que sigue siendo incierto.

EL EXTREMADURA

Agobiado por los problemas económicos que han presidido el entorno azulgrana en esta década, el Extremadura logró el ansiado retorno a la División de Plata al término de la campaña 1993-94. Era una especie de callejón sin salida . El ascenso a la Segunda A, y la consiguiente entrada en la Liga de Fútbol Profesional (LFP), proporcionaba unos ingresos imprescindibles para la continuidad del proyecto que lideraban Pedro Nieto y Ortuondo.

Con Paco Chaparro en el banquillo se inició la temporada 1994-95, en la que la lucha por eludir el descenso duró casi hasta el mismo epílogo liguero. El técnico fue sustituido de forma transitoria por Carlos Fernández y más definitiva por Vicente Carlos Campillo, el equipo lograba una sudada permanencia en Alicante faltando un partido.

La economía recompuso un poco su figura, aunque sin excesos, y tras la renuncia de Campillo, se produjo el primer regreso de Ortuondo.

Y se repitió la historia de un pasado reciente. Aquella ya mítica campaña 1995-96, la que derivó en el primer ascenso almendralejense a Primera, terminó con otro callejón sin salida . Las deudas, los problemas de pago..., volvieron a condenar a una huída hacia adelante que finalmente salió bien. Tras la promoción de ascenso disputada ante el Albacete, el equipo terminó en la mismísima Liga de las Estrellas tomando el relevo de un Mérida que acababa de descender tras su estreno.

Con el mismo dúo al frente del timón, Nieto en la presidencia y Ortuondo en el banquillo, se hizo historia en una Primera que, tras una primera vuelta limitada, pudo terminar en milagro. Pero el equipo descendió en Riazor y volvió a la Segunda. Ortuondo se marchó de nuevo y llegó Rafa Benítez.

El regreso a Primera se produjo tras una campaña 1997-98 que ha pasado a ser la más brillante en la categoría. Además, con una economía limitada y sin grandes inversiones. El ejercicio 1998-99 fue el segundo de los azulgranas en la Liga de las Estrellas , pero se descendió tras la promoción ante el Rayo. Eso sí, se inauguró la Ciudad Deportiva.

Con la segunda vuelta de Ortuondo se iniciaron tres años claves en el pasado reciente del Extremadura. De estar a un paso de volver a la Primera en la primera temporada (1999-00) se pasó a pulular por la categoría, siempre de más a menos, en las dos siguientes, hasta el descenso de hace doce meses, con cambio de consejo incluído.