La colombiana Shakira puso el sexy en la ceremonia previa a la final del Mundial de Alemania, y el tenor español Plácido Domingo aportó luego la emoción, en la pausa del partido entre Italia y Francia, en un Olympiastadion teñido de azul.

"Willkommen bei uns" (Bienvenido entre nosotros), compuesta por su hijo, Plácido Domingo Jr., fue la pieza elegida para transmitir al estadio, dominado por los azules respectivos de los azzurri y los bleus , la idea de amistad unida al fútbol.

Acompañado por un coro de ambos sexos, a su espalda, y con un grupo de niños a sus pies, Domingo cantó, desde la impresionante escalinata de piedra del estadio, el valor de la amistad, idea que ha dominado el torneo, bajo el lema "El mundo, entre amigos".

Ambiente encendido

La colombiana Shakira y el rappero Wycleaf Jean habían encendido el ambiente de la final del Mundial entre las selecciones de Italia y Francia con la interpretación de su éxito musical del verano "Hips don´t lie" (Las caderas no mienten)

Vestida sensualmente de naranja, Shakira irrumpió diez minutos antes del partido en un blanco escenario de trazados futuristas localizado a un extremo del Olympiastadion de Berlín, en compañía de Wycleaf Jean y decenas de danzarines y músicos.

La acústica no favoreció a la joven de 29 años, pero el ritmo del espectáculo, de unos diez minutos, sirvió de mera antesala musical a lo que el graderío esperaba ver: fútbol.

Por las mismas, Domingo puso la emoción a una pausa a la que tanto azzurri como bleus asistían con el corazón en un puño, puesto que el marcador estaba en 1-1.

El tenor español, apasionado del fútbol, no falta en ninguna final desde 1982 y actuó ya el viernes con el tenor mexicano Rolando Villazón, y la soprano rusa Ana Netrebko, en la "Waldbühne" de Berlín, junto al estadio olímpico.

Domingo cantó asimismo con las tres grandes orquestas muniquesas -Orquesta Nacional Bávara, la Filarmónica de Múnich y Simfónica de Baviera- en la gala previa a la inauguración del Mundial, en Múnich.

Las calles que llevaban hasta el Estadio Olímpico de Berlín ya hacían sentir a los transeúntes el ambiente previo a la final que iban a disputar Italia y Francia.

Seguidores de ambos equipos podían distinguirse claramente por la vestimenta que llevaban -los unos vestidos de bleu y los otros de azurro , que es lo mismo pero no es igual- y por los banderas que portaban así como por las consignas y las canciones con que se hacían sentir en su camino hacia el estadio.

Ganar

"Lo importante no es golear sino ganar", cantaban a voz en cuello los italianos, en un estribillo que refleja casi un dogma de fe del fútbol de su país.

Los fondos del estadio fueron los primeros en llenarse. Seguidores de Italia llenaron el fondo norte mientras que en la curva sur se acomodaron aficionados franceses que, al comienzo, se vieron en clara minoría ante sus rivales.

También seguidores de otras selecciones ya hace tiempo eliminadas, como Ecuador o España, decidieron no perderse la final y no dejar de dar testimonio puesto que algunas banderas de esos países se vieron en diversas esquinas del estadio. También hubo banderas alemanas, como haciendo un homenaje póstumo al equipo anfitrión que se quedó en la cuneta en semifinales.