La historia volvió a repetirse en Atenas para Gervi Deferr, desde ayer el mejor gimnasta español de la historia sin discusión con sólo 23 años, por encima del legendario Joaquín Blume. Apenas 24 horas después de perder una medalla en suelo, como le ocurrió hace cuatro años en Sydney, recondujo toda su rabia y su talento para rebañar la medalla de oro en la prueba de salto y retener el título olímpico que defendía. Desde ayer, Deferr, con dos oros olímpicos en su palmarés, puede enorgullercerse de su salto a la historia.

"No iba con ninguna idea de lograr la medalla. Sólo quería hacer un buen concurso y empezar unas vacaciones. Quizá por eso, porque estaba muy tranquilo, porque no tenía nervios, me haya salido tan bien", reconoció.

En una jornada histórica para la gimnasia española, por el bronce que Patricia Moreno consiguió media hora más tarde en el concurso femenino, Deferr situó su nota en 9,737 puntos, sobre todo gracias a su segundo salto (9,787), un tsukahara, que fue el que le abrió las puertas de la gloria. El barcelonés lo clavó. En el primero, un yurchenko , se ladeó al caer, aunque también estuvo cerca de bordarlo. Sus rivales, en cambio, fueron apartándose del camino hacia el podio de forma inesperada.

No fue la única alegría de la jornada. "Cuando vi que la ucraniana se caía sabía que estaba en el podio", dijo Patricia Moreno, que señaló que había disputado su primera final "muy tranquila, sabiendo que había mucho que ganar y nada que perder".

La gimnasta, de 16 años, señaló que aún le queda "mucho por mejorar". "El suelo siempre me ha gustado más, pero pienso que puedo ser bastante completa en los cuatro aparatos", agregó Moreno, que indicó que había llorado de alegría con sus entrenadores.