ATLETICO DE MADRID: Esteban; Aguilera (Fernando Torres, m.46), Coloccini, García Calvo, Sergi; Contra, Nagore, Emerson (Luis García, m.46), Movilla; José Mari (Jorge, m.53), Javi Moreno.

VILLARREAL: Reina; Belleti (Palermo, m.76), Quique Alvarez, Ballesteros, Arruabarrena; Farinós (Víctor, m.71), Josico; Guayre (Javi Venta, m.63), Jorge López, Calleja; De Nigris.

GOLES: 0-1: m.23: Calleja. 1-1: m.31: Arruabarrena, en propia meta. 1-2: m.42: Josico. 2-2: m.70: Fernando Torres. 3-2: m.74: Torres.

ARBITRO: Rafael Ramirez Dominguez (Comité Andaluz).

Fernando Torres, con dos goles tras reaparecer en el segundo tiempo, levantó al Atlético del suelo, arrebató al Villarreal una victoria que creía segura y prolongó las esperanzas del conjunto de Luis Aragonés de jugar la próxima temporada una competición europea.

Torres es, con 20 años, el mejor aval, casi el único que le queda al Atlético para abandonar una crisis que parecía endémica. Amarrada a su juventud, a su descaro y, sobre todo, a su talento, la afición aún confía en que volverán tiempos mejores, aquellos en los que luchaba por títulos, porque el atacante es el único que le ofrece motivos para sonreír.

Salió Torres y el Atlético encontró quien inventase goles, una referencia válida en el ataque, el único que podía despertar a una hinchada que comenzaba a abandonar el estadio. Porque, hasta El Niño dio la vuelta al marcador con dos goles en cinco minutos, el conjunto rojiblanco regaló al Villarreal la tranquilidad hasta final de temporada. Ni indultado por la afición, que espera acontecimientos, ni ayudado por el gol en propia meta de Arruabarrena, el Atlético post-Gil no dio síntomas de recuperación hasta que apareció el chaval y enmendó la situación.