Real Zaragoza: Luis García; Ponzio, Alvaro, Milito, Aranzábal; Movilla (Soriano, min.81), Generelo (Zapater, min.66); Galletti, Oscar (Cani, min.66), Savio; y Villa.

Atlético de Madrid: Leo Franco; Velasco, García Calvo, Pablo, Sergi; Colsa (Marcelo Sosa, min.90), Luccin; Molinero (Novo, min.56), Jorge (Ibagaza, min.67), Antonio López; y Fernando Torres.

Arbitro: Fernández Borbalán, del Comité Territorial Andaluz. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Villa y Cani y a los visitantes Luccin, Marcelo Sosa y Antonio López.

Incidencias: Partido disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 32.000 espectadores.

El Real Zaragoza no supo aprovechar las oportunidades que tuvo frente al Atlético de Madrid en un partido de pocas llegadas, lo que le supuso finalmente ceder un empate 0-0 y prácticamente despedirse de engancharse a puestos europeos, su objetivo en este encuentro. El conjunto madrileño arañó un punto que da la sensación de ser escaso teniendo en cuenta su situación en la tabla clasificatoria en busca de los equipos en puestos europeos.

El partido vivió una primera mitad con un equipo local buscando abiertamente la portería de Leo Franco ante un Atlético especulativo, muy al estilo italiano y sin apenas fijar su objetivo en la meta aragonesa por lo que ésta apenas pasó por apuros.

El Zaragoza pudo haberse adelantado en el marcador a los once minutos de juego en un disparo del brasileño Savio Bortolini que se estrelló en el poste izquierdo de la portería foránea, tras un buen pase de Oscar González.

Entre ese minuto y la media hora de juego los hombres de César Ferrando ajustaron mejor sus líneas e impidieron que el engranaje local funcionara, aunque a partir de ahí los zaragocistas descubrieron las vías de acceso a Leo Franco y llegaron con fluidez.

El Atlético ingresó en el terreno de juego tras el descanso con otro talante y el encuentro estuvo más abierto pues unos, los visitantes, exhibieron una mentalidad más ofensiva que no habían tenido antes y otros la mantuvieron. Milito tuvo en sus botas una ocasión inmejorable.

Conforme transcurrieron los minutos las fuerzas comenzaron a escasear y el juego se partía en cada ataque aunque nadie fue capaz de llegar con la suficiente claridad como para marcar.