Un Sevilla con bajas y un Real Madrid incompleto, a falta de fichajes, alzan el telón de la temporada 2007-08, con la Supercopa de España repartida en dos capítulos, que afrontan alejados de su mejor momento.

El Sevilla de Juande Ramos afronta la final de la Supercopa de España, su quinta en quince meses tras casi seis décadas sin ganar un título, con el anhelo de mantener la eficacia que lo ha llevado a ganar las cuatro anteriores, dos Copas de la UEFA, la Supercopa de Europa y la Copa del Rey.

El entrenador sevillista encara el primer partido oficial de la temporada con problemas en su defensa, donde cuenta con las ausencias por lesión de Escudé y Javi Navarro, la pareja de centrales titular la temporada pasada.

Juande Ramos sí ha incluido en la convocatoria a otros dos zagueros, el holandés Khalid Boulahrouz y el brasileño Daniel Alves, que no se han podido entrenar durante la semana a causa de diversas molestias. Un defensa del filial, el internacional juvenil argentino Federico Fazio, integra la lista de 18 jugadores.

El caso de Alves es especial. El Chelsea apura los plazos para su fichaje, el jugador quiere que el Sevilla escuche la oferta y sin estar centrado al cien por cien, Juande Ramos ha dejado claro que es una de sus piezas claves mientras esté en la plantilla.

Además de las bajas citadas, tampoco entran en la convocatoria el portero italiano Morgan de Sanctis, cuyo tránsfer internacional aún no ha llegado; los delanteros Ernesto Chevantón, lesionado, y Freddy Kanouté, sancionado; ni el alemán Andreas Hinkel y Diego Capel, descartados por decisión técnica.

Mientras, el Real Madrid salta a escena en el debut oficial de Bernd Schuster en el banquillo, inmerso en un mar de dudas, tras una pretemporada irregular en cuanto a resultados se refiere y con lagunas en varias demarcaciones.

La Supercopa de España ha sido el objetivo al que ha mirado Schuster en sus primeras semanas como técnico madridista. Ha restado importancia a las tres derrotas cosechadas (Hannover 96, PSV y Deportivo de la Coruña) en los seis partidos disputados. Importaba la preparación física y las pruebas que le han llevado a dudar de su esquema de juego ideal.

CAMBIO DE ESTILO Schuster llegó al Real Madrid abogando por un cambio de filosofía, apostando por el toque y un 4-4-2 con el rombo en el centro del campo. En su estreno oficial todo puede cambiar para frenar las armas del Sevilla.

El rombo puede esperar y Schuster piensa en reforzar el centro del campo con un doble pivote formado por Diarra y Gago, con Guti por delante de ellos, con libertad para actuar. Raúl pasaría a la zona del 9. También la ausencia de un zurdo, a falta de la integración de Drenthe, el último fichaje madridista.