Había muchas ganas ayer por la mañana en el campo de La Masia y no precisamente de aplaudir. Los más de 200 aficionados azulgranas que se agolpaban en uno de los goles del campo de entrenamiento del Barça, junto al Camp Nou, increparon e insultaron a la plantilla durante casi toda la sesión, mucho más corta de lo habitual. Hacía mucho tiempo que no se vivía una mañana tan movida, en la que los gritos de "peseteros, vagos y sinvergüenzas" se escucharon de forma reiterada. Entre los jugadores, caras largas y ni una broma, quizá porque saben que la gran bronca está por llegar. En El Prat, nada más aterrizar de Madrid, ya les esperaban una veintena de seguidores. Ayer eran 100 y el Camp Nou les aguarda mañana.

Ezquerro, Giuly y Belletti fueron los más osados. Saltaron los primeros al campo de La Masia y nada más aparecer se empezaron a oír los primeros pitos. Ezquerro, en un gesto revelador, miró al fondo, de dónde provenían los gritos, y levantó las cejas. "Madre mía, lo que nos espera hoy", debió de pensar el delantero. No iba mal encaminado. Poco a poco fueron saliendo el resto de jugadores hasta que el grupo al completo quedó agrupado en un rincón, en el extremo opuesto donde se amontonaban los aficionados.

Una sola vuelta

Los jugadores, Rijkaard incluido, dieron una sola vuelta de calentamiento al campo, con Puyol al frente, y debieron de pensar que ya era suficiente. No por estar cansados, no, ya que ni siquiera habían empezado a sudar, sino porque al pasar junto a los seguidores tuvieron que escuchar de todo. "Vagos, a ver si corréis más; levantar más las piernas, peseteros; jugáis con el sentimiento de la gente", se oyó.

Ronaldinho se convirtió en el blanco de las iras. Nunca antes había vivido una situación igual. Acostumbrado a los elogios y a la adulación desde que aterrizó en el Camp Nou, la estrella brasileña fue increpada con saña. "Vete al Milan de una vez", gritó un seguidor, algo que pudo oír incluso su hermano, Roberto de Assis, quien, impecablemente trajeado, observaba el entrenamiento.

Ronaldinho, que no perdió el semblante serio durante todo el entrenamiento, también tuvo que escuchar cómo alguien le recordaba algo que esta temporada se ha convertido en hábito: "¿Hoy no te quedas en el gimnasio", le recriminaron al jugador, quien aún tuvo que aguantar algo peor cuando fue en busca de un botellín para refrescarse: "Echale whisky al agua, que te gustará más".

Ni media hora después de iniciado el entrenamiento, Puyol y Ronaldinho abandonaron el campo definitivamente. Luego lo hizo Etoo. El resto del grupo siguió entrenando una media hora más.