«Una línea muy fina... eso es lo que nos ha separado de un sueño a todos, pero a la vez, en el otro lado de la raya, nos hemos despertado con lo más importante en cualquier deporte: tener a los tuyos en los malos momentos: nuestra afición». Así empieza una carta que ha hecho pública Emilio Gil, entrenador del Moralo, dos días después del cruel desenlace de la temporada que sufrió su equipo en Santa Amalia. Encajar un gol en el tiempo añadido (1-0) ha impedido al conjunto del Campo Arañuelo estar presente en la fase de ascenso cuando durante las 37 jornadas anteriores sí estuvo entre los cuatro primeros.

Gil elogia a la abiertamente afición, «esa que no cambiaríamos por nada del mundo» y sostiene que «aquí no ha perdido nadie, hemos ganado todos los moralos, porque los que estuvimos en Santa Amalia, tanto grandes, medianos y pequeñitos, estábamos allí por nuestro pueblo y eso, para los que somos de aquí fue muy emocionante, tanto antes, durante y sobre todo después del partido».

Según el técnico, «solo nos quedaba un bonito momento por vivir que por supuesto todos merecíamos, pero sin más. No lo cambiaría por todos los buenos momentos que han pasado durante el año y esos sí han sido muchos».

EL ESCUDO / En el capítulo de agradecimientos, apunta a «todas las personas que han estado con nosotros en lo bueno y en lo malo. Solo pedirles que sigan animando al equipo de su pueblo, porque estos equipos tan humildes son a los que realmente merece la pena apoyar» y asegura que «estos sí sienten el escudo».

También se refiere a la directiva y al presidente, Horacio López, «porque todos sabemos que es durísimo gestionar un club»; a las Brigadas Verdiblancas; a los jugadores «por haber creído en las cosas que hemos propuesto con mayor o menor acierto» y hasta «al escudo del Moralo, por existir y haber resucitado cuando estaba al borde de la desaparición hace dos años, pero que ahora ha resurgido para buscar su centenario».