Es saludable, en mi opinión, confiar en la gente de la casa. También en el apartado técnico, para el que siempre se ha dicho --y con razón por lo general-- que los entrenadores ‘locales’ son peor vistos, sin que se sepa el motivo.

Durante las últimas semanas hemos asistido a la renovación por dos años de Juan Carlos Antúnez, técnico del Santa Teresa. Merecidísimo el premio para quien condujo a las futbolistas pacenses a la élite, en la que se ha mantenido con solvencia en los últimos tres años. Esto es reconocer el trabajo de alguien de dentro, que ha demostrado su valía durante tantos años.

En baloncesto, en Cáceres volverán a renovar, salvo sorpresa muy poco previsible, a Jacinto Carbajal como entrenador del Al-Qazeres. Es un caso muy similar, salvando las diferencias en cuanto a deporte, al de Antúnez. Carbajal es un tipo tan preparado como abnegado en su tarea. Y lo ha hecho fantásticamente llevando a las chicas del club hasta lo más alto. ¿Por qué no seguir confiando en él?

Tema más espinoso es y será el de la continuidad de Ñete Bohigas al frente del Cáceres Patrimonio. La directiva no ha valorado a Bohigas y, al día de hoy, está más fuera de dentro, precisamente el año en el que mejor temporada ha firmado con una plantilla, la verdinegra, muy limitada.

Hay interioridades que se nos pueden escapar, pero creo que el Cáceres se equivocaría si no volviese a contar con Bohigas, alguien muy de la casa. ¿Que hay diferencias a la hora de concebir la idea del próximo proyecto? Pues nada, creo que todo es solventable aún. Que se reúnan las dos partes, que hablen y que solucionen los problemas. Porque creo que todo se puede arreglar, a estas alturas de la postemporada. Sería difícil, entre otras cosas, que el club extremeño justificara el adiós de Bohigas, resultados en la mano. Le puede salir caro, muy caro.