Volvieron a sonar aplausos de los periodistas para Luis Aragonés al término de una rueda de prensa y éste no correspondió a ellos con demasiado entusiasmo. Con el gesto que dibujó en su rostro cuando abandonaba el recinto más bien vino a decir que no es aún el momento de celebrar nada, pese a haber roto la noche anterior el maleficio que durante tanto tiempo ha perseguido a la selección española. Sin embargo, el veterano técnico está más que satisfecho por lo conseguido, por haber dejado a Italia fuera de combate y haber colocado al equipo a un paso de una final por la que casi nadie apostaba hace tres semanas. Aún tiene presente el seleccionador aquellas palmas que se hicieron habituales en el Mundial de Alemania tras golear a Ucrania en el primer partido, y lo que siguió después. No le gustaba salir como los toreros de las comparecencias ante los informadores y sigue sin gustarle ahora, pese a haber derribado una barrera impenetrable desde hace décadas y haberlo hecho, además, contra la vigente campeona del mundo.

PENSAMIENTOS POSITIVOS España está en semifinales, pero lo que importa al fin y al cabo es ganar el título, y Aragonés sabe que los jugadores españoles darán todo lo que les queda para conseguirlo. Habrá que superar el jueves a Rusia, una selección que probablemente tendrá poco que ver con la que cayó goleada el primer día, pero Aragonés confía en poder aprovechar "los pensamientos positivos que se han multiplicado en nuestro equipo por haber logrado superar los cuartos de final, ese pequeño hándicap del que siempre se estaba hablando".

A él no le suponía ninguna carga, aunque ayer consideró llegado el momento de empezar con los agradecimientos: "Fundamentalmente a los jugadores, que han formado un grupo difícil de igualar. Estoy agradecido a todo el mundo. También a quienes me han criticado porque me han llevado a pensar más", afirmó el seleccionador, orgulloso de que los buenos resultados le hayan acompañado desde hace año y medio, pero sobre todo de poder dejar como herencia a su sucesor en elcargo "un equipo y un grupo importantísimo, que se deja la piel y hace un ambiente formidable". Y es que esta vez no se replanteará su marcha ni ganando la Eurocopa: "La federación y todos vosotros sabéis que se ha acabado, termine como termine. Esto se acabó, se terminó y punto".

ILUSION Y CAUTELA Es por eso también que los jugadores quieren acceder a un título que el fútbol español no toca desde hace 44 años. Casillas, el héroe de los cuartos de final, tuvo ayer palabras de cautela para hablar de lo que viene. "Nos alegramos por toda España y por nosotros mismos. Hemos cumplido con nuestra misión, ilusionar a la gente, pero Rusia no va a ser fácil ni mucho menos. Esto es tan cambiante que te pone arriba o abajo en seis días. Lo disfrutamos en el momento, pero hay que seguir trabajando", señaló el capitán de la selección, que se ruborizó cuando se le recordó lo que había dicho Capdevila unas horas antes: "Casillas es dios". También cuando se le comentó lo que dijo de él Aragonés: "Iker para mí es un diez en todo".

Villa explicó que tras la tanda de penaltis soltaron toda la rabia contenida durante mucho tiempo, pero una vez duchados se impuso la calma. "Solo hemos ganado a Italia, pero si seguimos trabajando así estaremos en la final", afirmó.