Atlético de Madrid: Falcón; Velasco, Perea, Pablo, Antonio López; Colsa, Zahinos, Mario, Ibagaza; Petrov (Maxi m. 70) y Torres.

Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, Marchena, Moretti; Angulo (Rufete m. 83), Fabio Aurelio, Albelda, Vicente (Regueiro m.

70); Aimar (Mista m.64) y Villa.

Arbitro: César Muñiz Fernández (Colegio Asturiano).Enseñó tarjeta amarilla a Velasco y Torres.

Incidencias: Partido de la decimoctava jornada de Liga en la Primera División disputado en el estadio Vicente Calderón de Madrid ante la presencia aproximada de unos 35.000 espectadores. Los jugadores del Atlético saltaron al terreno de juego con una camiseta con el número 25 en honor del meta colchonero Leo Franco, quien la semana pasada perdió a su padre en Argentina.

Un decepcionante Valencia, que partía como favorito en su envite ante el Atlético, no supo plasmar sobre el terreno de juego su aparente superioridad y se llevó un pírrico empate a cero del Vicente Calderón, ante un equipo acomplejado por el brote de gastroenteritis sufrido por la plantilla durante la semana.

Por eso, el Atlético encaró el partido como víctima propiciatoria, pues sólo Martín Petrov y Ariel Ibagaza, de los once que saltaron al campo como titulares, se salvaron del brote y jugaron en plenitud de condiciones.

Por eso, el Atlético esperó atrás con un plan claro: el contragolpe, y fue así como engarzó la mejor jugada del partido. Ibagaza metió un bonito balón en profundidad sobre la derecha a Fernando Torres y éste devolvió al primer toque a la izquierda para Petrov. El disparo del búlgaro fue detenido por Cañizares, pero la jugada levantó al público de sus asientos (m.13).

El plan del Valencia también era evidente, pero anduvieron los visitantes más torpes para desarrollarlo. No consiguieron los de Quique Sánchez Flores tener presencia en el centro del campo, en la zona de mando, y su dominio se perdía una y otra vez en la defensa atlética y en su portero.

El cancerbero, Ismael Falcón, estuvo acertadísimo y salvó goles cantados de Villa y el brasileño Fabio Aurelio.

El paso de los minutos en la segunda mitad acentuó la dinámica premeditada del partido y el aburrimiento general. El encuentro era definitivamente malo y hasta el público, ayer condescendiente, comenzó a perder la calma y a reprochar el juego a los suyos. Pero Torres cambió el ánimo de la grada con dos ocasiones claras en la segunda mitad. Ambas engancharon al público con su equipo, que a base de ganas llevó el peligro a la portería defendida por Santi Cañizares.