España acabó bien. El equipo español y Jesús España. Los Europeos de Gotemburgo, que comenzaron hace una semana bajo cero, a pesar del buen tiempo de que disfrutaba el sur de Suecia, acabaron ayer a lo grande, muy caldeados, a pesar del frío, más lógico ya, que se empieza a abatir sobre Escandinavia.

En la jornada de clausura, en la que Barcelona tomó a los sones de la tenora el relevo y la bandera para organizar la próxima edición, la del 2010, en el Estadi Olímpic de Montjuïc, la selección española maquilló, decoró, dignificó e incluso magnificó su balance en los campeonatos con una espléndida victoria del madrileño España en los 5.000 metros, que llegó acompañada de un bronce --el segundo en Gotemburgo-- de Juan Carlos Higuero en la misma carrera, un bronce de Julio Rey en el maratón y un bronce más, en ese caso histórico, de Mercedes Chilla en lanzamiento de jabalina.

Nunca una lanzadora española de ningún artefacto (peso, disco, jabalina y martillo) había entrado en una final y nunca un lanzador (hombre o mujer) había subido al podio en un gran campeonato al aire libre.

BUENOS NUMEROS La magia vivida en Múnich hace cuatro años, en la edición anterior de los Europeos, no se repitió en esta ocasión. El equipo español sufrió tropezones graves y derrotas inesperadas, como las de Antonio Jiménez Pentinel en 3.000 obstáculos, Joan Lino Martínez en longitud y Ruth Beitia en altura. Pero la magnífica victoria de Marta Domínguez en los 5.000 del sábado y el excelente fin de fiesta de ayer condujo al equipo a su segundo mejor resultado de todos los tiempos, solo por detrás de Múnich 2002 y por delante de las nueve medallas de Helsinki-94.

Los números, al final, casi salieron. España no llegó a los 15 metales de hace cuatro años, ni tampoco al arriesgado pronóstico echado al vuelo por el presidente de la Federación Española, José María Odriozola, que habló en las semanas previas al torneo de alcanzar "entre 14 y 18 medallas". Los guarismos no fueron estos, pero sí dignos. La selección, con 11 medallas y 26 puestos de finalista (ocho primeros), ocupó el quinto puesto en el medallero (el primero en hombres) y el tercero en la clasificación por puestos, por detrás de Rusia y Alemania. "Yo le pondría un 8,5 al equipo, es decir, un notable alto", aseguró Odriozola al final de la sesión de ayer, después de que en el palco recibiera el consejo de un veterano dirigente, el expresidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch. "Me ha dicho que no sea tan optimista en los pronósticos", confesó Odriozola. Pero no lo puede evitar. Como tampoco su satisfacción por el balance y por medallas "entrañables" como la de Marta Domínguez, a quien convenció personalmente para que se quedara a correr el 5.000 tras ser séptima en la carrera de 10.000. "Es una de las atletas más listas del mundo y la medalla es suya, no mía. Sin embargo, me dejó un gran sabor de boca, lo mismo

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