La presión de superar las 15 medallas de sus mejores Europeos, los de Múnich en el 2002, pareció pesar al numeroso equipo español (88 atletas, 55 hombres y 33 mujeres), que tuvo en conjunto una actuación irregular, aunque con algunos fogonazos que iluminaron Montjuïc. El 1.500, con cuatro medallas (dos en hombres y dos en mujeres) y los fondistas (3.000 obstáculos, 5.000 y maratón) sostuvieron a una selección que se quedó corta de podios (solo 8, por 15 en Múnich y 11 en Gotemburgo hace cuatro años), pero no en cuanto a lo que los técnicos llaman finalistas (ocho mejores en cada prueba). En esa clasificación por puestos, España ocupó el quinto puesto entre los 50 países participantes. El equipo español colocó a 27 finalistas, una cifra muy similar a la del 2002 (28) y la del 2006 (26). En cuanto al medallero, España bajó un puesto (finalizó sexta) entre los 21 países que consiguieron acceder en alguna ocasión al podio.

El equipo español, en general, demostró que sigue viviendo de sus figuras de siempre y que le cuesta encontrar el relevo entre jóvenes que comenzaron a despuntar en Barcelona, pero sin culminar del todo su trabajo, como Kevin López y David Bustos (800) y Eusebio Cáceres (longitud).