Serbia, el equipo que claudicó con España hace un año por una veintena de puntos en la final del Europeo de Polonia, mide hoy la fuerza de la selección en el Mundial (17.00 h., La Sexta). Esta vez lo hará en el cruce de cuartos, la frontera que determina el éxito en el torneo y abre la puerta de las medallas.

El Europeo del 2009, la última exhibición internacional que se recuerda de la selección, es uno de los puntos de referencia con los que se ha intentado analizar este trascendental encuentro. Pero ninguno de los dos equipos, es ahora lo que era.

El vigente campeón del mundo y continental se presenta con dos bajas sustanciales: Pau Gasol y Calderón. Merma importante de recursos respecto a citas previas (el base también se perdió el Europeo), aunque mantiene el espíritu ambicioso que la diferencia del resto.

Serbia transmite un punto más de madurez en el joven y talentoso bloque que ha ido construyendo en los últimos años y que todo el mundo ve como uno de les que marcará la pauta a corto plazo. Así que, a priori, el pulso anda mucho más equilibrado de fuerzas.

"Nos hemos preparado bien; pese a que lo táctico es importante, otros factores también lo serán. Será cuestión de corazón, pero también de cabeza", razonó ayer Sergio Scariolo. "Nosotros podemos jugar mucho mejor de lo que lo hicimos en Polonia", afirmó, por su parte, Dusan Ivkovic, el técnico en cuyas manos se ha puesto Serbia para acabar con la larga travesía por el desierto (casi siete años alejados de los podios hasta el del año pasado) y volver a estar arriba.

LA FIGURA DE PAU En ese punto, es donde entran en juego las sensaciones y también la experiencia en situaciones límites. Y las que transmiten los jugadores españoles, después de superar el difícil reto de Grecia en los octavos, y recuperar a jugadores claves como Navarro, Reyes y Marc Gasol, todos ellos con problemas físicos, son excelentes.

El trabajo psicológico de Ivkovic va por otro lado. "Nosotros no tenemos nada que perder", afirmó, consciente de que no es fácil sacudirse de encima los complejos creados en los últimos años. "Los jugadores deben olvidar la final del año pasado.Han visto aquel video y les he hecho comprender que nosotros podemos progresar mucho en el juego", subrayó.

Para España, el torneo está siguiendo la pauta del pasado verano: inicio tutubeante, unión en el vestuario y reacción espectacular. La única diferencia, claro, es que entonces estaba Pau Gasol en la pista. "La ausencia de Pau es una ventaja que tenemos que aprovechar", proclamó ayer el pívot Krstic. Pero la selección ha conseguido abstraerse incluso a sus ausencias.